Uno es muy dueño de sentirse culpable de lo que le venga en gana. “Nunca me perdonaré haber votado a Fulano en las elecciones de tal año”, dice el uno. Oye, pues si no te perdonas, allá tú. Yo tampoco te lo perdono, pero tan sólo porque no veo que tenga que perdonarte nada.
Hace años era bastante más intransigente. Me dedicaba a martirizar a algunos amigos advirtiéndoles de que, si votaban a tal partido y contribuían a su victoria, se harían responsables de la parte alícuota de los crímenes que cometieran sus electos una vez instalados en el Gobierno: tendrían su tanto de culpa en las víctimas de los bombardeos sobre Irak y en las demás decisiones prepotentes y sangrientas que tomara la OTAN, serían cómplices (pequeñitos, ínfimos, pero cómplices) de la superexplotación del Tercer Mundo, habrían de sentirse concernidos por las acusaciones que figuran cada año en los informes de Amnistía Internacional… Y así.
La mayoría se quedaba tan ancha después de oír mis admoniciones, pero me temo que a más de uno le amargué el voto.
Ahora sé algo más sobre los muchos factores de todo tipo, incluidos los personales y psicológicos, que pueden influir en lo que cada cual decide cuando es convocado a las urnas. Ya no juzgo las opciones ajenas, ni en voz alta ni para mis adentros. Hay votos (y abstenciones, según los casos) que me resultan poco o nada comprensibles, pero acepto que la culpa pueda ser mía, porque no conozco lo suficiente a quienes han tomado esas decisiones. Además, la experiencia me ha bajado los humos, demostrándome que mis propias opciones ante las elecciones, pese a haberlas meditado con cuidado, a veces me han resultado tirando a churros. Ahora mismo, lo que me carga más es precisamente lo contrario: el rollo que se traen los que no paran de señalar qué es lo único que podemos hacer si no queremos convertirnos en puros detritus sociales.
En tal día como hoy, me voy a permitir dar a mis lectores o lectoras un consejo que es electoral, pero no propagandístico: que cada cual haga lo que le deje más a gusto con la vida. O menos a disgusto, si prefiere verlo así.
Y a otra cosa, que todo esto son habas contadas.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (9 de marzo de 2008).
Comentarios
Escrito por: Samuel.2008/03/09 09:04:51.459000 GMT+1
http://www.javierortiz.net/voz/samuel
Escrito por: uma.2008/03/09 11:24:39.526000 GMT+1
Pero parece que la frase clave, el encantamiento, lo has recitado tu: esa frase final tan liberadora. "Y a otra cosa, que todo esto son habas contadas."
Escrito por: Fransmestier.2008/03/09 13:31:30.262000 GMT+1
http://vestigis.wordpress.com
Menos mal que estoy a 690 Km. de Viladecans, sino fuese así posiblemente hoy por primera vez, -y sin que sirviera de precedente-, quizás votaría al PSOE.
Como Ulises camino de Itaca, me he alejado de Viladecans para no traicionarme.
Es tal el acoso que cierta parte de la derecha está haciendo contra Rodríguez Zapatero, que hoy puede ser quizás el inicio de algo que marcará un antes y un después de estos momentos que vivimos.
Acabo de leer que ayer en Woming, Obama ganó a la Hillary Clintom. No hay otra figura que se asemeje más en política, que éste oscuro senador afro-americano con nuestro personaje estatal. Tiene a EEUU en un vilo. Si gana -y no es asesinado antes-, cambiará la política mundial con un giro de, sino de 180, sí de 90º.
Hay más: En Alemania, el Partido Socialdemócrata puede efectuar otro giro con sus relaciones para con la Angela Merkel debido a la subida del disidente Lafontaine, en la política de izquierdas alemana.
Y añadamos otra: Hoy también Francia, puede que le diga a Sarkozy que está de él hasta….. El partido Socialista francés puede ganar las eleciones municipales de hoy tras la descepción de los incautos franceses que le votaron.
Añadiría también la extraña entente para enfriar la tensión al Sur de Río Grande, salvando del acoso bestial a los “nativos” indigenistas americanos.
Todo esto junto hace, que quizás estemos viviendo un nuevo renacimiento de la “llamada” izquierda”, que con el declive de la llegada al poder de un afro-americano a la cúspide del Imperio, nos dé una inyección de “ilusión” a los humildes.
Desde Aguilas un saludo abstencionario.
Escrito por: Abate Marchena.2008/03/09 15:45:3.203000 GMT+1
Mucha gente, no entiende que el voto es un derecho, no un deber. Lo que significa que si quieres, votas; y si no, pues no. Hay tres opciones/significados de voto: Votar por uno de los partidos politicos presentados a las elecciones (significado: un partido politico satisface tus interes, o lo que sea); votar en blanco (significado: ninguno de los partidos te atrae lo necesario para obtener tu voto, pero estas de acuerdo con el sistema poltico) y ulitmo no votar (significado: no estas de acuerdo con el sistema). Es obvio, que en este ultimo se encuentran aquellos que por desidia, no desean ir a votar. Pero, quienes no votan por esta última razon, tambien lo hacen por la desconfianza en el sistema.
Esta ultima modalidad, es la mas caracteristica de ls democracia, ¿por qué? Porque, es la que define a la democracia per se.
Es la que permite el cambio del sistema que tenemos a otro (el poder del pueblo). Porque la democracia (gobierno de las mayorias, con el respeto de la minoría) definida como tal, implicaría que si mas del 50% de la poblacion española no va a votar, el sistema que tenemos debería cambiar.
Si un sistema perpetua su status quo e impide todo cambio, entonces no es una democracia. Es una dictadura. Por esta razon, cualquier sistema politico, que se quiera definir a si mismo como democracia, debe diseñar unas estructuras dentro de su propio mecanismo que permitan su cambio.
Esperemos que el nuestro lo haga y no nos trate como apestados sociales.
Saludos
Escrito por: Carlos.2008/03/09 17:34:35.591000 GMT+1