Se ha citado hasta la saciedad la célebre boutade de Groucho Marx: “Éstos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”. La ocurrencia es graciosa, pero a mí me ha resultado siempre bastante más hilarante que apenas haya político profesional que recurra a ella para criticar a alguno de sus congéneres que no sea especialista en ponerla en práctica él mismo. Casi todos se comportan como el empresario especializado en un producto que, cuando comprueba que apenas se vende ya, lo deja y se pone a fabricar otra cosa.
Hay dos modos de hacer política. El primero es el de quienes tienen unas metas y unos criterios netamente definidos, los plantean y, si encuentran apoyo, bien, y si no, pues qué se le va a hacer: renuncian a tener éxito. De ésos hay muy pocos. El segundo es el de quienes enarbolan unos planteamientos ideológicos de fronteras vaporosas, adaptables a las conveniencias de cada momento. Ésos superabundan.
En declaraciones a la Cadena Ser –excelente tribuna para su campechana facundia–, el alcalde de Bilbao, el peneuvista Iñaki Azkuna, ha recomendado al lehendakari Ibarretxe que asuma que su plan de consulta al pueblo vasco choca con las reglas de la política al uso, dictadas en la Villa y Corte, por lo que haría mejor en ir buscándose otras metas más realistas, que quepa alcanzar con comodidad y sin sofocos. Es una variante de lo de Groucho: “Preferiría que se reconociera el derecho del pueblo vasco a decidir sobre su futuro pero, si el Gobierno de Madrid no nos lo acepta, amoldémonos a lo que hay”.
Azkuna recomienda al PNV que siga el camino de “la centralidad”. ¿Qué es eso? Ahí está la gracia: que no se sabe; que puede ser cualquier cosa, según convenga.
La actitud del alcalde de Bilbao no es nueva. De hecho, ya se había manifestado en términos similares en foros internos y en conversaciones más o menos privadas. Lo significativo es que haya decidido lanzar la andanada en público, sabiendo como sabe que milita en un partido ducho en crisis internas y que la posición de Ibarretxe es mayoritaria en la base militante y electoral del partido.
Me da que se avecinan galernas en el Cantábrico.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (16 de julio de 2008). También publicó apunte ese día: Repeticiones.