Hay gente que tiene amigos tan especiales que no necesita para nada contar con enemigos.
A Patxi López, secretario general del Partido Socialista de Euskadi, le han salido ahora unos curiosos fans que, partiendo de los datos del último Euskobarómetro, le insisten en que, sumando sus expectativas electorales con las del PP, podría aspirar a formar en Vitoria un gobierno que dejara de lado a los nacionalistas vascos. O sea, a montar un gobierno nacionalista español.
Como si López no lo supiera. Como si fuera una novedad. Es el mismo horizonte hacia el que navegaron cogidos de la mano Redondo Terreros y Mayor Oreja, con el éxito conocido. Es la misma táctica a la que el actual líder de los socialistas vascos dio la espalda, porque vio que le relegaba a la oposición por muchos años.
Están trucadas las cuentas del Euskobarómetro que los promotores del pacto PSE-PP tratan de venderle a Patxi López. Es cierto que, de verificarse las previsiones del sondeo –que ésa es otra–, entre los dos partidos españolistas podrían obtener un porcentaje de votos similar al que lograría el bloque que respalda al actual Gobierno vasco. Vale. Pero no cuentan con el 12,44% de los votos que obtuvo en las últimas elecciones la izquierda abertzale (PCTV-EHAK). Es un porcentaje decisivo, y es una porción del electorado vasco que jamás daría su voto a un proyecto PSE-PP.
Patxi López habrá anotado otro dato del Euskobarómetro: mientras el 50% de los encuestados prefiere que Ibarretxe siga en Ajuria Enea, sólo el 23% se alegraría de que él lo reemplazara. Y otro más: el número de vascos favorables a la autodeterminación duplica al de quienes la rechazan.
Son cifras propicias a la humildad.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (2 de enero de 2009).