Dándomelas de listillo, hice hace meses irrisión –cariñosa, pero irrisión– de la buena gente que invirtió sus ahorros en la cosa filatélica y se quedó con un palmo de narices al saltar el tinglado por los aires. Les evoqué el viejo dicho castellano que recuerda que, por pura lógica, nadie da duros a cuatro pesetas. Ni siquiera en los tiempos del euro. Afirmé entonces, con mucho aplomo –con demasiado aplomo, me parece–, que los ahorradores más sensatos y prudentes se apuntan a inversiones de rentabilidad más discreta, pero más segura.
Veo ahora cómo están los mercados financieros y empiezo a preguntarme si hay alguna inversión que sea realmente segura.
Por supuesto que descarto la Bolsa, de la que tampoco me he fiado nunca. Es un negocio de fulleros. Se pasan el día adquiriendo y vendiendo expectativas, es decir, humo. “Esta empresa parece que va a subir como un cohete”, corre el rumor. Y todos se ponen a comprar acciones como posesos. Menos los que venden, claro. Lo constatamos en la época del gran boom de los sitios web más aireados. De repente, un chiringo con cuatro empleados y una oficina en Nueva York valía diez mil millones, porque iba a ser la de Dios. Y cuatro meses después, lo podías comprar en el Rastro por veinte céntimos.
En eso no me dejé engañar (no habría podido, aunque quisiera).
A cambio, lo que sí he hecho, como muchos cientos de miles de conciudadanos, es ir metiendo algunos dinerines, año tras año y con no poco sacrificio, en un plan de pensiones, por el aquel de poner un colchón suplementario a mi ya inminente vejez. Pero descubro ahora, con horror, que tampoco eso tiene nada de seguro. En medio de la crisis financiera que se ha desatado estos días a escala mundial, nada asegura que las aseguradoras (toma paradoja) sean capaces de asegurar nada.
Lo mismo me creía yo que estaba ahorrando en un modesto y prudente plan de pensiones y en realidad estaba comprándole sellos a cualquier Fórum Filatélico.
Estoy pensando en retomar la vieja práctica del calcetín y del colchón. Guardar los escasos ahorros en casa y no fiárselos a nadie, a la vista de que no hay nadie en el mundo financiero que sea de fiar.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (23 de enero de 2008). También publicó apunte ese día: Respuestas multiusos.
Comentarios
Parece ser que el oro sigue siendo la inversión más segura. ¿Y para eso tantos miles de años de civilización?
También podemos invertir en buenos amigos. Pero eso es otro tema.
Escrito por: jesus cutillas.2008/01/23 15:10:26.032000 GMT+1
Bueno, andado ya tengo algo: Me apellido Gil; me falta el "de Biedma", pero todo se andará.
Escrito por: Antonio Gil.2008/01/23 16:17:39.689000 GMT+1
Pues lo curioso es que a mí "me ahorran", eso sí con mí dinero.
Me explico. Trabajo en una administración pública y desde 2002 se estableció en las condiciones laborales una aportación por parte de la "empresa" a una EPSV, de un porcentaje de nuestros emolumentos se empezó con un 0,5 anual y acutalmente no sé muy bien como está el porcentaje. Existe la posibilidad de que los y las trabajdoras puedan engrosar voluntariamente esa aportación de la empresa con su parte de su salario. Hasta aquí bien.
Yo ya tengo otro plan de pensionaes privado, supongo que parecido a que menciona JOR, y "año tras año y con no poco sacrificio" voy engrosándolo un poco, y no me interesa la EPSV que propone mi "empresa". Pues que si quieres arroz... La "empresa" aporta parte de mi salario (y en mi nombre) a esa EPSV que debería cambiar su definición y llamarse Empresa de Previsión Social Obligatoria (EPSO)..Y si no quiero, también...
Lo dicho... a mí "me ahorran".
Gracias.
Escrito por: spencer.2008/01/23 16:25:28.405000 GMT+1
A mí me ahorran:
Otro aspecto y no poco importante es el interés directo que mi empresa "administración pública", tiene en la citada EPSV.
Me recuerda aquellas situaciones nos tan lejanas en el tiempo, en que el patrón te pagaba un sueldo y luego, como era también el propietario de la mayoría de los comercios del lugar, volvía a recibir el dinero de los salarios pagados porque no había otra posibilidad de gastarlo más que en sus negocios.
Ya se ha recurrido este asunto por parte de algún sindicato, pero no se ha podido revertir la situación.
Escrito por: spencer.2008/01/23 16:35:55.354000 GMT+1