De las ideas más peregrinas que he oído en los últimos tiempos, para mí que la palma se la lleva una iniciativa que están discutiendo en la UE que plantea permitir a las compañías de teléfonos cobrar a sus abonados por llamada recibida.
De aceptarse la propuesta, si te telefonean y optas por descolgar, tendrás que pagar. Genial.
Tengo comprobado que una proporción no pequeña de las llamadas telefónicas que recibo al cabo de la semana proviene de los departamentos de promoción de operadoras telefónicas que desean contarme las enormes ventajas que podría obtener si decidiera hacerme cliente de su empresa o suscribir este o el otro servicio adicional. Mi terminal identifica el origen de las llamadas, pero sólo cuando provienen de personas cuyos números de teléfono están incluidos en mi agenda. De lo contrario, me proporciona el número de quien llama, sin más, o ni eso siquiera, porque se limita a indicar “número privado”. O sea, que sólo te enteras de quién te telefonea cuando ya has descolgado. De aprobarse la nueva norma, dará igual cuánta prisa te des en cortar: pagarás. Con lo cual las operadoras estarán en condiciones de matar dos pájaros de un tiro. Podrán hacer propaganda empresarial… ¡y cobrársela a sus víctimas!
Imaginemos que se generalizara ese sistema. Que te cobraran por abrir la puerta de casa cuando alguien toca el timbre, o por descolgar el telefonillo del portal cuando el cartero quiere que le franquees el acceso a los buzones. Es lo mismo. ¡Pretenden obligarte a pagar por tener la cortesía de atender un requerimiento! Se trata, de hecho, de una invitación a la descortesía: si hay que pagar por atender a los demás, no los atiendes y sanseacabó.
No sé qué planes tendrán con respecto a los buzones de voz. No descarto que también, ya puestos, planeen cobrarte por los recados que te dejan en ellos. De no ser así, supongo que seremos muchos los que grabemos un mensaje de acogida que diga: “Estoy en casa, pero no respondo, porque mi sentido común me desaconseja ese dispendio absurdo. Si quieres algo de mí, mándame un SMS.”
Puede valer, hasta que decidan empezar a cobrar por SMS recibido.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (19 de junio de 2008). También publicó apunte ese día: Círculo vicioso.