Alguna vez he comentado la fastidiosa manía que tienen los dirigentes del PP de pontificar sobre lo que interesa o aburre a la ciudadanía, tomada en pleno, como si ellos tuvieran el control detallado de las mentes del conjunto de la población. Son especialistas en lanzar proclamas con pretensiones de unanimidad, que arrancan con muletillas del tipo “Ese es un asunto que no preocupa a nadie” o, por la vía opuesta, “Todos quisiéramos saber…”, etc. Me resulta molesto, más que nada porque, como casi siempre discrepo de lo que dicen, hacen que me sienta excluido, como si yo no formara parte ni de todos ni de nadie.
Ahora han recuperado, con Mariano Rajoy a la cabeza, otra murga topiquera a la que José María Aznar fue muy adicto en sus días de inquilino de la Moncloa. Consiste en oponer, como si fueran dos opciones incompatibles, la consideración del pasado y la planificación del futuro. Siendo jefe del Gobierno, Aznar dijo varias veces que él no estaba dispuesto a “conducir España mirando por el retrovisor”. Según se lo oí por primera vez, pensé: “A este hombre habría que retirarle el carné de conducir”. Todo conductor medianamente preparado interioriza el hábito de ojear cada poco los espejos retrovisores, por si acaso. Del mismo modo, todo político inteligente debe encarar el futuro sacando partido de las lecciones de lo ya sucedido.
“Ustedes están todo el tiempo mirando hacia el pasado, cuando lo que importa es el futuro”, reprocha ahora cada dos por tres Rajoy al Gobierno de Rodríguez Zapatero. En realidad, lo que le fastidia es que le recuerden cómo actuó el Gobierno del PP frente a las dificultades económicas que España hubo de encarar en su momento. Las repercutió sobre la franja más débil de la ciudadanía, como quedó claro con aquello que se conoció como “decretazo”, declarado inconstitucional algunos años después. (Hay otros asuntos pretéritos que Rajoy también preferiría que nadie evocara, más que nada para no incomodar a todos los carcamales franquistas que aún sigue albergando en su partido.)
Lo vivido aporta experiencia. Se dice que quien hizo un cesto hace ciento, y el PP ya ha hecho muchos cientos.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (4 de octubre de 2008).