Parece que las grandes compañías eléctricas sostienen que, para dejar de sufrir pérdidas, necesitarían que las tarifas que aplican a los consumidores de baja tensión (o sea, casi todos) subieran entre el 19,6% y el 30,9%.
Así que me he enterado, lo primero que he sentido es una gran indignación hacia el presidente de la República de Nicaragua, Daniel Ortega, que puso la semana pasada a caldo a una de nuestras primeras empresas eléctricas reprochándole estar sobreexplotando las riquezas de su país. Ahora sabemos que no sólo la compañía aludida es inocente del delito del que fue acusada, sino que todo el sector al que pertenece sobrelleva, con dignidad y con estoicismo ejemplares, la pesada carga que supone suministrarnos electricidad a los unos y los otros, a ambos lados del Océano, perdiendo dinero. ¡Loor y gloria no sólo a sus ejecutivos, sino también a los electro-accionistas, que persisten en su participación en tan filantrópica rama productiva, pese al dineral que les cuesta!
La modestia de esta gente es tal que, pudiendo presumir de que venden electricidad, maquillan púdicamente la naturaleza de su mercadería llamándola “luz”. Afirmar que lo que nos pasan al cobro es “el recibo de la luz” viene a ser como si Movistar, Orange o cualquiera de las de su género pretendieran que nos pasan “el recibo de la voz”. Pero ellos, modestos, se disimulan tras un fenómeno natural, más que nada para quitarse importancia.
La última vez que me cortaron en mi casa el suministro de energía eléctrica durante un montón de horas y telefoneé para protestar por el desastre, una amable joven me preguntó: “Ah, pero ¿es que todavía no tienen luz?”. A lo que le respondí: “Mire, luz, lo que se dice luz, la tenemos a raudales, desde que ha amanecido. De lo que carecemos es de electricidad.”
“¡Ay, cómo es usted!”, musitó quejosa la pobre chica.
Si es que ése es el asunto: ¡cómo es Daniel Ortega, cómo son los antinucleares, cómo somos los consumidores! Ellos, en cambio, se pirrian por servirnos perdiendo dinero. Incluso aunque nosotros no asumamos la viejísima broma que nos decía que el chiste de la electricidad… es corriente.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (18 de noviembre de 2007).
Nota.– Estoy de viaje y en condiciones muy poco propicias para la escritura. Hoy tampoco hay Apunte del Natural y puede que otro tanto suceda en días próximos.
Comentarios
Escrito por: Antonio Gil.2007/11/18 10:09:31.096000 GMT+1
Escrito por: santi ochoa.2007/11/18 10:33:27.631000 GMT+1
Escrito por: Manuel Pastor.2007/11/18 17:59:49.149000 GMT+1
"...que puso la semana pasada a caldo a una de nuestras primeras empresas eléctricas..."
¿Nuestras?
Hombre, Javier, no sabía que fueras accionista de Unión Fenosa. Felicidades. Sólo con las ganancias que sacáis a los nicaragüenses váis a poner montaros una cena de Navidad del copón bendito.
Escrito por: Aitor Egia.2007/11/18 20:00:40.726000 GMT+1