El lunes vi en televisión un reportaje sobre un entrenamiento de la selección española de fútbol. Había por allí un grupo de hinchas que llevaban una pancarta en la que se leía: “Gracias Dios por ser español”.
Como la habían escrito tan mal, era imposible saber a qué españolidad se referían, si a la suya propia, en exclusiva, o también a la de Dios.
Esta segunda hipótesis puede parecer absurda a primera vista, pero no tiene nada de imposible. Mi buen amigo Gervasio Guzmán me comentó horas después, tras leer mis ironías sobre los equipos de fútbol que ofrecen sus trofeos a la Virgen del lugar: “Bueno, tampoco estaría tan mal, si acudieran también en peregrinación al santuario de la Virgen para pedirle explicaciones cuando pierden”. Resulta surrealista, pero tiene su lógica. Si le agradecen los éxitos, ¿por qué no reprocharle los fracasos?
Los ultrapatriotas de los Estados Unidos de América acostumbran a pretender que Dios está siempre de su lado. En todo, incluyendo las guerras. La pregunta es elemental: si Dios está de su lado, ¿quién está con los de enfrente? ¿O hay que suponer que Dios desea que los otros salgan derrotados siempre? Otrosí: cuando son los contrarios los que vencen, ¿se imponen no sólo a las Fuerzas Armadas de los EEUU, sino también a Dios?
Volviendo al fútbol y al pasado domingo: ¿debemos suponer que en el Campeonato Nacional de Liga de Segunda División se impuso la Virgen de Covadonga, patrona del Sporting de Gijón, que logró el ascenso a Primera, venciendo a la Virgen de Arantzazu, que dejó en Segunda a la Real Sociedad de San Sebastián? ¿Estuvieron las dos vírgenes durante dos horas en dura competencia? ¿Y a qué se dedicaron durante ese tiempo las vírgenes de los lugares cuyos equipos descendieron a Segunda B?
Por preguntarlo claramente: ¿cuántas madres tuvo Jesucristo?
Los nacionalismos (los localismos, en general) tienen muchas facetas odiosas, pero algunas resultan, además, cómicamente ridículas. ¡Dioses y vírgenes pegándose entre sí en la Eurocopa, el uno con la selección de Turquía, el otro con la de Croacia, el de más allá con la de España! Los forofos son panteístas, y no lo saben.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (18 de junio de 2008). También publicó apunte ese día: Alberto y Elena.