El pasado domingo tuve una experiencia que me dejó perplejo: regresé en coche a Madrid por la tarde sin ningún problema. La circulación era fluida, incluso más que algunos domingos corrientes y molientes. En los últimos kilómetros cercanos a la capital, la DGT había dispuesto un carril suplementario, pero resultaba totalmente innecesario. En realidad, sólo servía para crear problemas a los que salían de Madrid.
Habían augurado grandes retenciones, pero no hubo tal. Es decir: no las hubo al anochecer. Oí en la radio que se habían producido por la mañana.
Lo mío fue por la carretera de Burgos. Ayer estuve mirando las informaciones sobre lo sucedido a última hora en otras vías de entrada en la capital. Algunas tuvieron atascos, pero muy inferiores a los que se produjeron en la salida del 1 de Mayo.
Mi tesis –perfectamente discutible, por supuesto– es que estas situaciones paradójicas tienen su origen en las reiteradas recomendaciones que reciben los automovilistas en las fechas más críticas pidiéndoles que escalonen sus salidas y sus regresos. Es absurdo. ¿Cómo va nadie a escalonar nada, si no sabe qué van a hacer los demás?
Es comprensible, en esas condiciones, que la mayoría decida “escalonarse” saliendo al día siguiente, o regresando por la mañana del último día festivo, y se vea metida en un follón de mil pares. En cambio, los que renunciamos a “escalonarnos” y emprendimos viaje el 30 de abril por la tarde y regresamos el domingo a la misma hora tuvimos mucha mejor suerte.
Sólo puede escalonar quien controla el conjunto. El automovilista individual no puede escalonar nada.
El Estado tiene una tendencia natural a rebotar hacia abajo lo que no acierta a resolver. Recordad la campaña de propaganda: “Pezqueñines, no; gracias”. Se trataba de que no compráramos alevines. Pero, si las autoridades del ramo inspeccionaran adecuadamente las descargas en los puertos, las ventas en lonja y los mercados centrales, no habría pezqueñines en las pescaderías. ¿Cómo puede distinguir en el mercado una persona no especialista qué es y qué no es un alevín?
Algunos creen que con soltar una recomendación ya han cubierto el expediente.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (6 de mayo de 2008). También publicó apunte ese día: La otra cara de Calvo-Sotelo.