Empecé a pensar que se nos avecinaba otra decisiva divergencia social, de ésas que separan a los españoles en dos bandos inconciliables en razón de su natural propensión a tomarse por la tremenda las principales disyuntivas del devenir histórico. Esta vez el debate no se refería a la presencia de Raúl en la selección, ni a las presuntas ansias homicidas de Ana Obregón, ni a los zapatos de Letizia Ortiz, sino a algo aún más emotivamente ligado, si cabe, a la Weltanschauung hispana: ¿deben los hombres ponerse corbata, sí o no?
Parecía que en esto se estaban formado dos escuelas de pensamiento, la una liderada por el ministro de Industria, el populista Miguel Sebastián, y la otra encabezada por el presidente del Congreso de los Diputados, el popular José Bono. El primero había empezado a presentarse en actos oficiales sin corbata, para hacer propaganda de la idea de que, cuantas menos prendas llevemos que nos den calor, menos habremos de gastar en aire acondicionado para no sudar como cerdos. Al segundo eso le molestaba, porque él otorga una importancia protocolaria de primera al lucimiento del adminículo telar en cuestión y considera que no llevarlo es faltar al debido respeto a la gente de pro, aunque todos suden como cerdos.
Lamentablemente, la polémica, apenas amagada, se ha ido ya al garete, porque el ministro ha decidido llevar una corbata en el bolsillo, y se la pone o se la quita según las conveniencias, como si se tratara de un principio socialista.
Yo hubiera preferido que la discusión siguiera, entre otras cosas para tener la oportunidad de preguntar al señor Sebastián por qué, según él, uno puede ir al Congreso de los Diputados sin corbata, pero no en camiseta y pantalón corto, que es muchísimo más fresco y económico. Y al señor Bono por qué, si considera que llevar corbata es una indeclinable muestra de respeto hacia quienes participan en los actos a los que acude, hay mítines electorales en los que él se presenta sin corbata.
Reconozcamos a ambos, eso sí, lo bien que se las arreglan para ser noticia gracias a historietas de vacuidad casi perfecta. Tipo insaculación. Tipo corbata.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (3 de agosto de 2008).