He estado escribiendo hace un rato una columna más o menos intemporal sobre las jefaturas de algunas ONG, y sobre cómo hay personajes que se las arreglan para vivir años y más años del cuento solidario, cuando de pronto me he acordado de un asunto gracioso, que es el de quienes no viven del cuento, sino del poema.
Hay algunos escritores a los que la Diosa Fortuna no ha dotado de fama, pero que tienen oficio, como decimos en el gremio, y que son capaces de redactar en poco tiempo un romance, un soneto o una ristra de tercetos encadenados capaces de aguantar el tipo y dar el pego. Les da lo mismo sobre qué. Ellos escriben sobre lo que se tercie.
Bueno, pues me sé de algunos, tan necesitados como dispuestos, que tienen la especialidad de enterarse de todos los concursos de poemas que convocan todos los ayuntamientos de España. Cada mes hay decenas de convocatorias, tirando a cutres, que anuncian premios de poesía de temática diversa (las fiestas patronales suelen dar bastante juego), pero que tienen premios en metálico de cierta consideración: 300 euros, 600 euros…
Ellos se presentan a todos los certámenes que pueden, y pueden bastante. Como los poetas con los que compiten suelen ser, por lo general, de los que hacen endecasílabos de trece sílabas –que riman con involuntaria libertad, cuando hay suerte–, no es nada infrecuente que se lleven el premio. Oye, pues 300 euros de éste, 600 del otro y tres o cuatro 600 de los de más allá, al cabo del mes se hacen un capitalito, que añadido a su salario de correctores de pruebas del Boletín Oficial de la provincia que sea, da para ir tirando, y ni tan mal.
La parte peor es que les imponen la obligación de ir a recoger el premio. Y tener que viajar cada dos por tres para que te entreguen un titulillo en un pueblo perdido y para que un alcalde ignoto te dé un abrazo ante la parroquia y se empeñe en cenar contigo… pues sí, es una penitencia importante. Pero el que algo quiere algo le cuesta.
Comentarios
No me digas que, en el fondo, no admiras a esos esforzados del verso.
Oye, ¿seguro que en las primeras líneas no te referías a...?
Un abrazo. Nos escuchamos el domingo gracias a Graham Bell.
Escrito por: Javier Vizcaíno.2008/01/04 07:38:48.097000 GMT+1
www.javiervizcaino.net
Escrito por: Hugo.2008/01/04 09:11:39.135000 GMT+1
www.iiirepublica.es
Os escucho el domingo gracias a Bill Gates
Escrito por: Hugo.2008/01/04 09:17:6.483000 GMT+1
www.iiirepublica.es
El teléfono no lo inventó Graham Bell, fué Antonio Meucci.
Unos llevan la fama y otros cardan la lana, pasa tanto eso que da penica
Un saludo
Escrito por: Francisco.2008/01/04 14:27:14.746000 GMT+1
Escrito por: servo.2008/01/05 14:49:50.843000 GMT+1
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