Quien leyera mi Apunte de ayer entenderá mi satisfacción de hoy. La reacción de Batasuna reprobando los atentados –menores, pero atentados– de Barañain y Getxo es, lisa y llanamente, insólita. Felizmente insólita. Insólita por la rapidez, por la coordinación (fue pronunciada simultáneamente desde Donostia, por Permach y Barrena, y desde Lisboa, donde estaba Joseba Álvarez de gira explicatoria). Y, sobre todo, es insólita por su contundencia. ¿Que todos ellos dijeron que no sólo debe cesar la violencia en contra, sino también la violencia a favor? Bueno, si es por eso, yo también escribí algo parecido ayer, y no soy de Batasuna, ni ganas. Porque es así: si se trata de desactivar los mecanismos que propician las respuestas violentas, hay que neutralizar los dos polos que se encargan de ir cargando las baterías.
Ahora hará falta que Batasuna, dejada la fase –estimable y necesaria– de las declaraciones públicas, se encargue de averiguar quiénes han sido los autores de ambos hechos. Del de Barañain yo tengo mis dudas. Me viene inevitablemente a la cabeza aquel episodio de kale borroka en el que fue pillado un individuo que se dedicaba a prender fuego a contenedores de basura y que, una vez identificado, resultó ser un agente de la Policía Nacional con destino en Navarra. Desde los negros tiempos de los asesinatos de Montejurra –otro amigo me lo recordaba ayer–, nunca han faltado los ultraderechistas navarros con ganas de provocar. A tiros, llegado el caso.
No me corresponde a mí especificar lo que habrán de hacer los líderes de Batasuna si descubren que alguno de los atentados del fin de semana ha sido obra de gentes cercanas a ellos. Con tal de que les disuadan de insistir en esa vía de ahora en adelante, habrán cumplido. Pero ya me hago cargo de que ese tipo de gestiones no se difunden en comunicados públicos.
De todos modos, el que ya va siendo hora de que haga algo en favor de la pacificación de Euskadi –algo que pueda ser verificado, etc.– es el Gobierno de Zapatero. Porque, si bien es cierto que tanto él como alguno de sus ministros no paran de hacer declaraciones interesantes, hechos, lo que se dice hechos efectivos, se le han visto muy pocos.