Mariano Rajoy sigue en su línea de hacer propuestas a Rodríguez Zapatero que vienen a decir: «Tú haz lo que le conviene al PP y yo lo respaldaré».
Ayer tuvo una de esas ocurrencias: dijo al presidente de Gobierno que, si el PSOE se aviene a que en cada ciudad o comunidad autónoma se hagan con el poder los integrantes de la lista más votada, el PP respetará el acuerdo. La interpretación a la que se apuntaron rápidamente no pocos comentaristas fue: «Le está ofreciendo permitir que López Aguilar forme gobierno en Canarias a cambio de que el PSN-PSOE deje a Sanz repetir en Navarra».
Pero no es eso. Es bastante más. En caso de que Zapatero sellara ese acuerdo, los socialistas tendrían que renunciar a forjar un pacto mayoritario también en las Baleares. Y en Cantabria. Luego vendría la larga lista de las ciudades en las que tendría que hacer lo propio a favor del PP. Entre ellas, algunas tan importantes como Vigo, Santiago, Ourense, Jaén, Toledo, Logroño…
Lo que Mariano Rajoy propone a Zapatero, en suma, es que se encargue él de anular los efectos muy negativos que ha tenido para el PP la aplicación de una política de enfrentamiento sistemático con casi todos los demás partidos y que, por las mismas, arroje por la borda toda su política de alianzas, trabajosamente puesta en marcha desde marzo de 2004. ¡Una bicoca!
En estos momentos, y exceptuado el caso del CDN de Alli en Navarra, que se ha quedado a dos velas, la única hipótesis de alianza que tiene el PP es la que podría ofrecer a Coalición Canaria, partido pastelero donde los haya. Pero no tendría más remedio que hacerlo apoyando el nombramiento como presidente de Paulino Rivero, el jefe de filas de CC, porque allí el PP ha quedado como tercera fuerza. O sea, que su gran concesión sería renunciar en Canarias a hacer un papel de segundón. Por lo demás, tampoco es seguro que Rivero aceptara esa oferta de pacto, porque es consciente del coste que podría tener semejante alianza en sus relaciones con el poder central y la papeleta que le supondría tener que apoyar en el Parlamento de Madrid a las huestes de Rajoy.
Lo único que revela la propuesta de Rajoy es que está empezando a adquirir conciencia de los graves problemas actuales y tal vez también futuros que le va a acarrear su aislamiento político.