Hay general acuerdo en que el peculiar vídeo de promoción de la Campaña del Milenio contra el hambre en el mundo, auspiciada por las Naciones Unidas (la campaña, no el hambre) y realizada por la agencia de publicidad Tiempo BBDO, podrá ser todo lo discutible que se quiera por los métodos de los que se ha servido, pero merece un 10 por la eficacia que ha logrado.
Yo creo que depende.
Si lo que se pretendía era llamar la atención sobre el gravísimo problema que supone el hambre en el mundo, me parece obvio que el vídeo en cuestión ha resultado más bien un fracaso. Se ha hablado muchísimo sobre el propio vídeo y sobre las circunstancias en las que se realizó, pero apenas sobre el hambre en la Tierra, y menos todavía sobre las condiciones internacionales que provocan que haya tanta gente que muere o sufre enfermedades por culpa del hambre en un mundo en el que hay suficientes alimentos para todos.
Estaríamos, en esas condiciones, ante el caso típico, tan estudiado por los publicitarios, del anuncio que resulta tan brillante, tan ingenioso y tan espectacular que todo el mundo repara en el propio anuncio, pero no en el producto que anuncia. Lo que lo convierte en un fiasco. En un fiasco brillante, etc., etc... pero fiasco al fin y a la postre.
Ahora bien: podría ser que lo que la agencia Tiempo BBDO pretendiera en realidad es hacer publicidad de ella misma y de sus habilidades, y que para ello se haya servido de la iniciativa ingenua de un grupo de intenciones altruistas, rentabilizándolo para sus propios fines.
En tal caso, sí habría que concederle un sobresaliente en eficacia.
Yo no sé cuál de las dos intenciones era la suya. Lo que sí sé es que ha obrado como si fuera la segunda.