Son muchos los comentaristas de los medios de comunicación que atribuyen a una marrullería electoral el aviso que ha hecho el lehendakari Ibarretxe de que, si la sociedad vasca no respalda el planteamiento de la consulta popular que ha anunciado su Gobierno, él se irá “a casa” (a la suya propia, en Llodio, que no al palacio de Ajuria Enea, donde ha residido la mayor parte del tiempo desde 1999).
Yo no sé qué puede tener en estos momentos Juan José Ibarretxe en su cabeza, porque ni me lo ha dicho ni yo podría verificarlo. Lo que sí sé, y mucha gente ignora, es que su apego al cargo es bastante limitado.
Él no quiso ser lehendakari. De hecho, decidió en 1998 abandonar la política profesional, que siempre concibió como una ocupación transitoria, e ir a completar en los EE.UU. su formación de economista experto en administraciones públicas y, ya de paso, sus conocimientos de inglés. Ya tenía hasta los pasajes de avión y las maletas hechas cuando José Antonio Ardanza y Xabier Arzalluz lo llamaron para convencerle de que encabezara la candidatura peneuvista a la presidencia del Gobierno vasco. Se resistió, y mucho –es una historia que expliqué hace años con bastante detalle en un libro–, pero al final aceptó el requerimiento, tomándose la tarea como un deber patriótico, si es que no aciago.
Conociéndolo, doy por hecho que no le causaría ningún agobio, sino más bien todo lo contrario, retomar aquellos planes y volver a trabajar en la economía privada, más acorde con su temperamento, menos absorbente y, desde luego, más rentable (aunque no creo que eso le preocupe, dado su ascetismo personal).
Lo supongo sumido en una contradicción. De un lado, imagino que, determinado como es, deseará sacar adelante a toda costa su compromiso de consulta popular. Pero, del otro, no me resultaría nada extraño que alentara el deseo secreto de que la evolución de los acontecimientos le permitiera mandarlo todo al carajo.
Comentarios
Escrito por: Alberto.2008/06/02 11:44:11.467000 GMT+2
Lo de su austeridad y la no necesidad de lujos, de superfluidades, es algo que emociona. La cuestión no está en su vida privada. Está en la vida pública, en la Hacienda pública, en su caso del País Vasco. Lo demás es sentimentalismo (como todo el apunto, dicho sea de paso).
Hay que ser crítico con el poder, suele repetir. Añada, bueno dependiendo de qué poder y qué gobernante. Las mangas las hacen los sastres, siempre a medida.
Escrito por: Cáspitero.2008/06/02 12:38:26.623000 GMT+2
Ibarretxe no es santo de mi devoción, pero sí creo que está hecho de una pasta distinta a la de otros políticos profesionales. No es que él sea mejor, pero al menos no da tanta vergüenza ajena cuando abre la boca.
Pero hace unos años soltó una de esas bravuconadas que no se le presuponen, que consistió en amenazar por mayo de que si para septiembre el gobierno español no le transfería las competencias penitenciarias, él pondría "pie en pared" y se las tomaría por la fuerza. Llegó septiembre, y otros septiembres , y seguimos igual en ese asunto. Por supuesto que él no ha vuelto a mencionarlo.
Escrito por: Txema.2008/06/02 14:14:33.953000 GMT+2