Francisco José Hernando, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, dio a conocer ayer dos falsedades. No es que eso sea novedoso en él –le encantan las falsedades–, pero vale la pena señalarlo, así sea brevemente, no vaya a ser que alguien se tome en serio sus títulos judiciales y crea que lo que dice tiene sentido.
La primera falsedad que puso en circulación tiene que ver con la Ley de Partidos. Apeló a ella para decir que la situación jurídica de Batasuna es «irreversible». Y lo argumentó. Dijo que España es «un Estado de Derecho» y que en los estados de Derecho «no hay nada por encima de la ley». O sea, una bobada. En los estados de Derecho hay algo que prevalece sobre el poder judicial: el poder legislativo. Los jueces están para aplicar las leyes, pero el Parlamento las dicta. Si eso no es estar por encima, que venga Montesquieu y lo vea.
Por resumir: la Ley de Partidos es reversible, si el Parlamento decide que lo sea, y la situación de Batasuna es reversible, si el Parlamento así lo quiere.
Segunda bobada de Hernando: condenar el uso de la violencia con fines políticos –dice– es conditio sine qua non para desenvolverse dentro de la legalidad. Falso. Para empezar porque, como ya he subrayado en anteriores ocasiones, el Estado utiliza la violencia con fines políticos y, salvo los anarquistas, nadie reprueba la existencia del Estado, y menos todavía reclama que sea puesto fuera de la ley (hipótesis divertidísima, dicho sea de paso). Además, basta con repasar los estatutos de los partidos políticos españoles –hablo de los legales, claro está– para comprobar que no dedican ni una línea a la condena del uso de la violencia con fines políticos, lo que no les impide operar con total libertad (¿deberíamos decir impunidad, señor Hernando?).
Otrosí: Herri Batasuna fue legal durante años, aunque no condenaba el uso de la violencia con fines políticos.
¿Cuántos partidos han sido
admitidos en la legalidad desde 2002 aunque sus estatutos no hablaran de
semejante asunto? ¿Cumple ese requisito Aralar, por ejemplo? No tengo ni idea, pero
apuesto a que no.
O sea, y por resumir: ¿por qué Batasuna habría de cumplir una condición que no se le exige a nadie más?
Hernando, personaje que a veces se refiere a los tiempos de Franco con tono inequívocamente nostálgico, se relaciona con la ley como Harry El Sucio con sus puños y sus pistolas. Elementos esenciales en la dialéctica de ambos, mayormente joseantoniana (dicho sea con perdón de Clint Eastwood, que ha hecho en su vida cosas muy notables, incluyendo aquel fantástico Sin perdón que tan justamente podría estar dedicado a Hernando.)