En víspera de las anteriores elecciones generales, Rodríguez Zapatero jugó a rivalizar con el PP en materia de intransigencia con respecto a los asuntos vascos. Fue el patrocinador de la Ley de Partido(s), invitó al Gobierno de Aznar a sellar acuerdos supuestamente antiterroristas pero que hablaban más del nacionalismo institucionalizado que de ETA, apostó por la confrontación con la Mesa del Parlamento vasco, llegó a presumir de que él no se hablaba con el presidente del PNV…
En un encuentro que tuve con uno de los asesores del entonces candidato socialista a la Presidencia del Gobierno (creo que ya me he referido a ese diálogo en alguna otra ocasión), le hablé de la preocupación que me producía ese escaparate tan chirriante que habían compuesto de cara a la galería, que podía volverse en su contra si el PSOE vencía en las elecciones y su secretario general, elegido presidente del Gobierno, asumía la conveniencia de una línea de acción menos próxima del PP y más propicia a la distensión con la mayoría política vasca.
El fiel de Zapatero me contestó, más o menos: “Es lo que hay que hacer para ganar las elecciones. Una vez ganadas, hará lo que considere necesario”.
¿Le salió bien? Durante unos meses llegué a pensar que tal vez sí, que podía dar ese giro sin demasiado coste. Pero fue que no. Y una de las razones por las que acabó siendo que no (una entre las bastantes) fue precisamente el estado de opinión que él mismo había jaleado en los meses previos a las elecciones.
Ahora está en las mismas: apoya las condenas del sumario 18/98, algunas de ellas sencillamente aberrantes; propicia la ilegalización de ANV y EHAK (medida para la que hay en este momento los mismos argumentos o la misma carencia de argumentos que hace dos años); favorece que los jueces y fiscales trabajen a tope, otra vez los pro-PP y los pro-PSOE en alegre comparsa, en las más variopintas iniciativas; rescata a José Bono, enseña bicolor en ristre y bajo palio, cada vez más convertido en caricatura de sí mismo; muestra su hondo respeto por los juegos jurídico-florales con los que el Supremo trata de justificar la condena de los miembros de la Mesa del Parlamento vasco…
Ya está otra vez Zapatero, como hace cuatro años, tratando de demostrar a “los buenos españoles”, enamorados de la Patria imperecedera, que no tienen por qué inquietarse, porque él se encargará de poner en su sitio a toda esa caterva de “periféricos” (porque los catalanes también se llevan su ración) que juegan a insumisos.
Y viva el Rey, claro.
Siempre habrá quien piense que eso, desde luego, no es grandioso, pero que tampoco está tan mal, habida cuenta de la alternativa.
Es un punto de vista. No es el mío. Pero todavía quedan algunas semanas para hablar de ello.
Comentarios
La frase anterior, al final del artículo, me ha dejado un tanto sorprendido. Es como tirar la piedra y esconder la mano.
Un saludo.
Escrito por: David.2008/01/25 10:00:18.331000 GMT+1
http://www.davidbayon.net
En el texto del dedo en la llaga he acabado comentando esto y hasta me he mostrado inclinado a votar al pEpE para que las cosas se aclaren: O se funden en uno o más consecuente es votar al original, que no es precisamente el pEsoE, mientras conserve la S y la O.
Podría ser votar a IU, en el resto del reino, y a los partidos nacionalistas-nacionalistas, donde los hubiere. Pero me parece que el "pueblo" espaÑol no está por meterse en esos berenjenales; prefiere los grandes hermanos y .... a fastidiarse, que vivimos dos días!
Escrito por: Antonio Gil.2008/01/25 14:17:49.172000 GMT+1
Escrito por: Javier.2008/01/25 19:55:19.735000 GMT+1
Escrito por: Aleph.Pukk.2008/01/26 21:58:0.355000 GMT+1
Nada hay más parecido a un español de derechas, que un español de izquierdas.
C'est la vie! Cada vez me siento más independentista.
Escrito por: Rafa.2008/01/28 12:15:54.289000 GMT+1
Escrito por: Ramón.2008/02/24 20:22:47.343000 GMT+1