El País publicó ayer un sondeo-flash –el nombrecito se las trae– basado, según la ficha técnica, en 800 entrevistas telefónicas. No soy ni sociólogo ni experto en demoscopia, así que no diré nada sobre su fiabilidad, aunque para mí que el tamaño de la muestra no es como para caerse de culo. (El País atribuye al tal sondeo-flash un nivel de fiabilidad de más/menos 3,5%, lo cual no deja de tener su aquel, porque luego sus comentaristas se detienen a ponderar incluso diferencias centesimales.)
Pero lo que me dejó más pensativo de la cosa no fue el resultado del sondeo, sino, por estrafalario que parezca, que se hubiera realizado mediante entrevistas telefónicas.
Se trata de una modalidad de encuesta cada vez más socorrida. Técnicamente es dudosa, porque deja inicialmente fuera de la muestra no sólo a quienes carecen de teléfono, fijo o celular, sino también a los muchos que estamos hasta los mismos pelendengues de que nos telefoneen varias veces todos los días para someternos a interrogatorios de uno u otro género. Yo tengo ya una respuesta fija para todas esas llamadas, provengan de Orange, de MoviStar, de Canal Satélite, de Demoscopia, de Metroscopia o del Sursum Corda: “Perdone usted, pero en esta casa no respondemos a ningún tipo de cuestionario”.
Lo he comentado con bastante gente conocida y he comprobado que somos cada vez más quienes nos las arreglamos para colgar el teléfono ipso facto, tras disculparnos ante el trabajador o trabajadora que se gana la vida haciendo esas llamadas. (A veces añado: “Mándenme su cuestionario por correo postal”. Y cuando me dicen: “¿Y cuál es su dirección?”, les respondo: “Averígüenla del mismo modo que han averiguado el número de mi teléfono”.)
O sea, que la técnica es discutible incluso desde su propio punto de vista.
Pero no digamos desde el nuestro.
Debería aprobarse una ley que castigara ese tipo de llamadas telefónicas masivas de finalidad empresarial como invasiones delictivas en la intimidad de los ciudadanos.
Yo trabajo en mi casa y lo hago en un tipo de labor que requiere cierta concentración mental (que luego dé mejores o peores frutos es otra cosa). Cada vez que suena el teléfono, corro el riesgo de perder el hilo del pensamiento que estaba desarrollando. Y una vez que cuelgo, pierdo otro rato en recuperarlo. “Déjalo descolgado”, me aconsejan algunos. Pero es que no: necesito que la línea esté disponible, porque recibo llamadas profesionales o de amistad que me interesan y me importan. Cuando las llamadas son de ese tipo, pago a gusto el precio de la desconcentración mental pasajera. Pero que me lleven por la calle de la amargura interrumpiéndome cada media hora para preguntarme si conozco las ventajas del abono múltiple ADSL + llamadas gratis, o las posibilidades del nuevo descodificador de Canal Satélite, o qué opino de la que han montado entre Esperanza Aguirre y Ruiz Gallardón, me saca de quicio.
Pido urgente asesoría legal a quien tenga conocimiento sobre la posible catalogación de este género de agresiones. A ver, expertos: ¿no habría modo de poner a las empresas en su sitio y penalizarlas por asaltar masivamente con sus impertinencias a la ciudadanía normal?
Advertencia.– Muy probablemente, mañana o pasado mañana aparecerá en Público una versión abreviada y corregida de este Apunte.
Comentarios
Totalmente de acuerdo. Mi teléfono es mío, lo pago yo y dispongo de él como a mí me conviene o me interesa. No es una herramienta de trabajo de otra empresa (de demoscopia o de lo que sea) que la pueda utilizar cuando quiera, irrumpiendo en la vida y casa de los demás a su antojo, o según su interés.
Me consideraba un poco solo en esta apreciación, porque hay mucha gente (me temo que una inmensa mayoría), menos celosa de su libertad e intimidad de lo que yo lo pueda ser: gente cercana o afín a mí mismo en muchas otras cuestiones, que a la hora de analizar esto te contestan que eres un "eterno rebelde, eterno protestón, eterno tocapelotas", o similares y que no es para tanto. Supongo que no percibirán su libertad e intimidad tan atacadas, como las percibo yo.
Parecida apreciación sobre los trabajos "puerta a puerta": vendedores, encuestadores etc. Que no me importunen... Sí yo quiero tal o cual servicio, ya lo demandaré y seré yo quien lo busque.
Sobre las encuestas callejeras, siempre he mostrado una buena actitud hacia los encuestadores y si he podido, por tiempo u otras circustancias, las he atendido. Pero últimamente, en vez de resultar encuestas a pie de calle te solicitan que acudas a un piso, oficina o local próximo a contestar una encuesta por ordenador, que generalmente suelen ser muy largas y eso ya me parece un abuso del tiempo de los demás... y ya no atiendo con la misma disposición.
Gracias y saludos.
Escrito por: spencer .2008/01/21 09:48:1.914000 GMT+1
Escrito por: un lector de libros sobre periódicos.2008/01/21 09:52:56.153000 GMT+1
Mucho me temo que una ley similar en España no se aprobará; y si se aprueba, se la saltarán a la torera cuando les apetezca. Como todo lo demás.
¡Salud!
Escrito por: Ave.2008/01/21 09:55:4.281000 GMT+1
Escrito por: Señor García.2008/01/21 11:15:52.610000 GMT+1
http://www.luzdeoctubre.blogspot.com/
Escrito por: Enric.2008/01/21 12:37:47.827000 GMT+1
Saludos, Javier, y que, aunque te corten el proceso mental, sigas dando los frutos que este asiduo lector tuyo acostumbra a saborear.
Escrito por: Bixente.2008/01/21 15:26:17.408000 GMT+1
Un operador-trabajador de estas empresas que te ofrecen el oro y el moro por teléfono si contratas su ADSL y llamadas gratis total con TV por cable y ABS con Airbag y sexta velocidad de nueva generación, todavía debe de estar insultándome y frotándose los ojos cuando le contesté tajantemente, que no disponía de internet en mi domicilio. Colgué el teléfono ahogando una retahíla de insultos y maldiciones que sería incapaz de repetir. Yo no le culpo al operador, (me lo imagino con contratos precarios y puteado por el mercado laboral); creo que la responsabilidad está en la dirección de las empresas que les contratan para estos cometidos y les marcan unos leoninos y desmesurados objetivos de ventas y contrataciones, de difícil o imposible cumplimiento, porque como casi todas estas empresas, son INSACIABLES.
Gracias por vuestra atención y un saludo para Ortiz.
Escrito por: wambapgkyle.2008/01/21 16:01:27.664000 GMT+1
qnpilk: jodé con los captchas...
Escrito por: wamba.2008/01/21 16:09:22.384000 GMT+1
Pero, ¡ay!, ahora la mayoría de las llamadas las hacen por ordenador, con lo cual estamos igual de desprotegidos, porque no hay forma humana de pillarlos.
Yo registré mis números de teléfono en esa lista y aún sigo recibiendo llamadas de esas.
Quiere decirse que las compañías siempre encuentran la manera de meterse en tu vida legalmente. Dicho esto, ¿merece la pena gastarse los cuartos en aprobar una ley y mantener un registro que no ahorrará molestias?
Un saludo desde Rapid City, South Dakota, EE.UU.
Escrito por: Angela.2008/01/21 17:34:27.369000 GMT+1
Saludos
Yo recibo aproximadamente un par de llamadas de esas al día. A veces estoy en casa y a veces no. Mi teléfono deja reflejado quién me ha llamado, y siempre que llego a mi casa me encuentro una o dos de números privados o desconocidos.
Generalmente procuro no descolgar el teléfono cuando estoy en casa y recibo una llamada desconocida o de número privado, pero creo que es de escasa utilidad. Insisten e insisten hasta que les coges el teléfono.
Una vez fue el colmo de los colmos. Me llamó una señorita para ofrecerme una tarjeta de crédito. Muy amable y servicial, me pidió disculpas diciéndome que en un momento estaba conmigo y me dejó en espera, con música de fondo incluida. Me debio pillar de buenas ya que aguardé uno, dos, tres ... hasta cinco minutos. Harto decidí colgar el teléfono con cara de idiota por haber esperado tanto tiempo. Comentando el hecho con un amigo me dijo que su novia había trabajado en este tipo de empleos y por lo visto les tienen prohibido colgar el teléfono al cliente. En sus ordenadores o centralitas debe quedar reflejado si ellos son los que cortan la conversaciòn o es el cliente, por lo que muchas veces los mismo trabajadores, hartos de que les insulten y de oir de todo, dejan en espera al supuesto cliente y "se olvidan". No cuelgan la línea, la acaba colgando el propio cliente tarde o temprano y así consta la llamada como efectuada, consta que la ha cortado el cliente, y el operador se ahorra la charla inútil y los posibles insultos. Lo digo para que sepais de qué va el tema si se os ocurre atenderles y os dejan en espera.
De todas formas, no acabo de captar el sentido de esta publicidad tan agresiva. En mí generan el efecto contrario : les agarro una manía de tres pares de narices, asi que asocio su marca con lo que me hartan y creo que consiguen más detractores y publicidad negativa que efectos positivos. Pero si lo siguen haciendo ... por algo será.
Escrito por: .2008/01/21 18:22:14.596000 GMT+1
Escrito por: José Carlos.2008/01/21 18:23:25.169000 GMT+1
Me rendí, evidentemente ...
Escrito por: jon.2008/01/21 18:37:51.020000 GMT+1
Sobre el tamaño de la muestra... Las grandes multinacionales suelen utilizar bases de entre trescientas a quinientas personas para lanzar nuevos productos (test de conceptos, si gusto a no un anuncio de TV, etc)... Cuando se requiere información más contundente (audiencias televisivas o comportamiento de compra en tienda) las muestra son de tres mil o más familias.
Una muestra de ochocientas personas es claramente insuficiente por cómo está organizada la asignción de parlamentarios en España que depende mucho de región a región (provincia a provincia). Para que la muestra fuera representativa con ese nivel de confianza se necesitarían entre doscientas a trescientas personas por provincia lo que equivale a una muestra total de al menos diez mil personas. Una muestra de ochocientas significa que en algunas provincias apenas habrán respondido a lo sumo 15 personas lo que es claramente insuficiente.
Escrito por: Javier B..2008/01/21 21:39:22.194000 GMT+1