Sobre la verdad se han dicho muchas tonterías. Una de las más citadas por aquí es ésa que se atribuye injustamente a Antonio Machado, según la cual “la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero”. Machado escribió esa frase, pero sólo para refutarla: dejó inmediata constancia de que, si bien a Agamenón la sentencia le encantaba, a su porquero le daba cien patadas. Y es que Machado sabía que las verdades que se presentan como generales y abstractas casi siempre sirven para defender los intereses materiales y concretos de unos pocos, que tienden invariablemente a sacar partido de la miseria de los más.
Odio a los fanáticos de “la verdad”. Ésos que afirman: “Yo siempre digo la verdad”. ¿La verdad? ¿Qué diablos es la verdad? Nos manejamos con pequeños jirones de verdad. La verdad (“toda la verdad y nada más que la verdad”) es inabarcable.
Pondré un ejemplo pedestre. Hace unos días, me encontré con una conocida a la que hacía años que no veía. Según nos topamos, me soltó: “¡Ay, Javier, estás mucho más gordo!”. Como si yo no sólo estuviera gordo, sino también ciego, y no constatara desolado esa circunstancia tan poco entusiasmante en el espejo de mi cuarto de baño, un día sí y otro también. Me sentí en la obligación de responderle con idéntico ánimo constructivo. Le dije: “Tú, en cambio, estás viejísima”.
Nos entró la risa. En realidad, según pude comprobar acto seguido, los dos nos habíamos visto con un aire tirando a aceptable.
La verdad –la realidad– presenta muchísimos aspectos desagradables, pero no hay ninguna necesidad de airearlos todos, a todas horas y sin parar, vengan o no a cuento. En no pocos casos, resulta no sólo más piadoso, sino también más justo y equilibrado, guardar silencio, o recurrir a eso que los jesuitas llamaban “mentiras piadosas”.
La verdad –así, en singular, con esa petulante tendencia a la mayúscula– es poco probable que exista. A cambio, hay muchas verdades parciales. Yo tengo predilección por las que mejor ayudan a clarificar los malos tragos colectivos.
En cambio, tratándose de la buena gente, me atengo al clásico “¡Qué buen aspecto tiene usted esta mañana, don Andrés!”
Nota de edición: columna publicada el 21 de octubre de 2007 en Público: Elogio (parcial) de la mentira.
Coda
Algunos comentarios de lectores son columnas de calidad muy superior a la de muchas que los periódicos publican todos los días dándoles categoría de tales. Ayer leí en publico.es un comentario a una noticia que daba cuenta de que el genetista James Watson se ha desdicho de sus afirmaciones sobre la inferioridad de la raza negra. «No puedo entender cómo dije lo que han dicho que dije», afirmó Watson, rizando el rizo del absurdo. Las palabras del genetista merecieron el siguiente comentario, firmado por Mikimoss:
«Pero señores, la cuestión no es si en realidad las mujeres o los negros tienen propiedades biológicas distintas a las de los hombres blancos de cierta población. Naturalmente que eso podría ser así o no serlo. La cuestión es que la ética es una lógica nueva, inventada por nosotros, que trata de contraponerse a la lógica natural. La expresión "derecho natural" es tautológica. La naturaleza es injusta: el más fuerte domina al más débil, el protón atrae al antiprotón y ambos se aniquilan; el león devora al ciervo y la secuoya no tiene más dignidad que el helecho. La naturaleza es amoral. Tratar de inferir principios éticos a partir de la realidad física o biológica es absurdo; es no saber de qué va el asunto. La ética es un proyecto metafísico de la inteligencia humana que maneja propiedades subjetivas: los valores. Su objetivo es ofrecer las mejores soluciones que permitan la convivencia, y punto. La pregunta ética no es ¿qué es?, sino ¿qué debe ser? Hay guerra, hay dolor, hay miseria, hay opresión, hay discriminación. ¿Qué debe haber? Esa es la pregunta.»
Hay algún término mal empleado (el conjunto de la redacción podría mejorarse, y seguramente el propio autor lo habría hecho, si le hubieran dicho que su texto iba a tener un destino de más rango), pero el razonamiento es certero y brillante. De primera.
Comentarios
Escrito por: Samuel.2007/10/21 10:48:48.712000 GMT+2
http://www.javierortiz.net/voz/samuel
Sirvan esas conductas (?) para aludir a una de las prohibiciones que los entendidos colocan en la raiz de la civilización humana (otra "albarda super albardam": no creo que haya civilización ni divina ni animal ni vegetal...).
Por ahí entiendo y critico toda la parafernalia montada alrededor de la bendita disciplina "educación para la ciudadanía".
Los obispos (y no en nobre de sus fieles, sino reclamándose una representación divina que no les consta) exigen que la sola "educación" y la exclusiva "ciudadanía" es la que ellos imponen a sus fieles (o lo pretenden: felizmente los fieles no son tan fieles...) en nobre de dios, de un dios pequeño y más absurdo aún que el Dios de la Biblia, por ejemplo.
Pero LA VERDAD es que, reclamando la exclusiva en ética y en moral (que ellos impropiamente identifican) procuran dirigir, desde la dominación, la sociedad toda.... en beneficio propio y de sus nada ocasionales "espíritus santos": La "derechona", que dicen.
No sé si será toda la verdad y nada más que la verdad, pero me temo que este es un caso en el que podemos decir, sin mentira, LA VERDAD...
Hay más...
Escrito por: Antonio Gil.2007/10/21 10:49:53.876000 GMT+2
Escrito por: Ego.2007/10/21 12:40:17.575000 GMT+2
Por otro lado, el león no tiene un "trabajo". En realidad no cumple ninguna función. Señalar que "sirve" para reciclar excedentes es pensar que la naturaleza busca un fin. Ocurre que a más ciervos, más leones. O simplemente que a más lluvia más vegetación, etc. Por tanto la naturaleza sí es amoral, y su economía accidental y contingente se parece mucho a la economía que predican algunos. Una economía sin fines.
Escrito por: Hugo.2007/10/21 16:20:11.153000 GMT+2
Escrito por: Trini la Tolerante.2007/10/21 21:52:39.407000 GMT+2
Escrito por: Ego.2007/10/22 09:55:3.559000 GMT+2
Escrito por: Ego.2007/10/22 10:05:47.397000 GMT+2
Tres comentarios
1. La sentencia citada no es sólo que quede inmediatamente puesta en entredicho en la continuación del diálogo, sino que ni siquiera es de Antonio Machado, si nos atenemos al comienzo del libro que reza: “Habla Juan de Mairena a sus alumnos”.
2. Lo opuesto a la verdad no es, como tantas veces se asegura, la mentira sino la falsedad. En efecto, éste es un concepto más amplio que el de mentira, de forma que si toda mentira es una falsedad, no toda falsedad es, necesariamente, una mentira. Para que una falsedad se convierta en mentira se tienen que dar algunas circunstancias como, por ejemplo, entre otras, la de que quien dice la falsedad lo haga a sabiendas de que lo que dice es falso.
3. Lo que me ha llamado la atención, y así lo tengo escrito en otro sitio, es que al científico James D. Watson, en vez de pedirle pruebas de sus afirmaciones sobre la inferioridad de la inteligencia de la raza negra respecto a la blanca, en una especie de reacción pauloviana a algunos les ha faltado tiempo para lanzar el anatema de racismo, partiendo de la base de que, como dicha teoría va en contra de los negros, sostenerla sólo puede ser debida a racismo, ni siquiera a un error o a un mal planteamiento de la, por otra parte siempre difícil, cuestión de la inteligencia. Es decir, según esa misma lógica, no puede ser verdad lo que Watson asegura porque supondría un demérito para la raza negra. ¿Qué habría ocurrido si la afirmación hubiera sido la contraria, o sea, la de la superioridad intelectual del negro sobre el blanco? Probablemente, se habría dado por buena, sin más, y aun alabado por aquello de lo políticamente correcto.Escrito por: Señor García.2007/10/22 12:14:54.476000 GMT+2
http://www.luzdeoctubre.blogspot.com/
Escrito por: Ego.2007/10/22 15:22:28.083000 GMT+2
A modo de postdata a mi comentario de esta mañana
Para embarullar más el asunto de ‘la verdad’ haré una cita, esta vez sí es Antonio Machado quien habla:
“¿Tu verdad? No, la Verdad,/
y ven conmigo a buscarla./
La tuya, guárdatela”Escrito por: Señor García.2007/10/22 16:20:19.057000 GMT+2