La polémica sobre los crucifijos en las escuelas me ha traído al recuerdo una curiosa experiencia infantil. Resulta que un amigo de mi padre, que residía como nosotros en el barrio de Gros, en Donostia, tenía un taller de fabricación de crucifijos. (Y es que, aunque casi nadie se pare a pensar en ello, los crucifijos no caen del cielo: hay que producirlos, como cualquier otra mercancía.)
A mí, aquel taller me provocaba una extraña curiosidad morbosa. Cuando podía, me colaba dentro y pasaba un buen rato viendo el proceso de producción de cristos en cadena. Como los trabajadores sabían que era hijo de un amigo del patrón (republicano y de izquierdas, por cierto), me dejaban merodear, siempre que no estorbara.
El puesto de trabajo que más me fascinaba era el del obrero al que le llegaban por un lado las cruces de madera y por el otro las figuras de Cristo. Su labor consistía en clavar las figuras en las cruces: primero una mano, luego la otra, luego los pies. Y así cientos de veces al día, día tras día.
No me cabía en la cabeza que aquel hombretón de aire bonachón pudiera dedicar ocho horas diarias a una actividad tan macabra.
No quiero fantasear sobre el tanto de virtud que mis visitas al taller de cristos pudo tener en mi muy temprana desafección por la Iglesia Católica, de la que me desentendí por completo en la pubertad. Más debió de influirme, supongo, el paquete que fui cogiendo a algunos curas de mi colegio, tan falsos como pederastas, y la admiración que sentía por mis hermanos mayores, que se declaraban ateos y comunistas, sabían de poesía, teatro y pintura y, además, eran divertidísimos.
Pero tampoco creo que sea casual que, medio siglo después, conserve tan fresco el recuerdo de aquel taller de fabricación de cristos al por mayor.
Qué cosas.
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Tres breves añadidos
Uno.– Enrique Múgica, que tiene el título de Defensor del Pueblo, nos ha llamado "tontos" a quienes criticamos la tauromaquia. Proclama que él tiene la "sensibilidad especial" que se requiere para apreciar la belleza del que llaman "arte de Cúchares". Múgica tiene también la sensibilidad especial que se precisa para apoyar incondicionalmente las acciones del Estado de Israel. Y la preparación necesaria para haberse hecho famoso en un debate televisivo afirmando reiteradamente: "Yo no me contradizco".
Él dice que estamos en contra de los toros. Yo no tengo nada en contra de los toros. A lo que me opongo es a que se convierta en espectáculo ese atávico ritual toricida. Quien está en contra de los toros es él, que disfruta viéndolos morir.
Dos.– He llegado a la conclusión de que, en contra de lo que me indican cada día la vista y el oído, Madrid debe de ser la capital más despoblada de Europa. Leo en los periódicos de hoy que ayer "Madrid [sic] se echó a la calle para protestar contra los secuestros de las FARC" pero, cuando desciendo a la letra pequeña, descubro que "Madrid" fueron unos pocos cientos de personas. ¡Qué Madrid más escaso!
Tres.– Me piden opinión sobre los últimos cambios de maqueta de Público. Lo único que puedo comentar es que, desde que el diario salió a la calle, dije que hay ciertos hábitos de los lectores de prensa en España que son muy difíciles de alterar. Uno es que todo el mundo busca la programación de televisión en la penúltima página. Otro es que espera que la última página tenga algo de chicha, porque es la que puede leer más fácilmente cuando va en un transporte público atiborrado.
Comentarios
Escrito por: Inés.2008/11/29 09:16:38.140000 GMT+1
Escrito por: javier ortiz.2008/11/29 13:48:57.531000 GMT+1
Escrito por: Ego.2008/11/29 16:04:44.633000 GMT+1
Escrito por: Gorka.2008/11/29 16:54:34.036000 GMT+1
vhutds
En este país y me imagino que en la mayoría las subvenciones suelen tener los destinatarios prefijados, pero aquí se han pasado ya que lo que se le ha «otorgado» al susodicho supone el triple de lo que se da para todo el conjunto de los músicoas vascos.
Si el proyecto es tan maravilloso lo normal sería que un «superventas» como es Junkera tire para adelante con el asunto que, como es lo normal, se amortizará después. Tal y como se ha planteado, va a preparar tres discos (uno es el «Etxea») que luego si yo por ejemplo quiero tener me va a costar 23 euros. ¿No lo habíamos pagado ya?
Escrito por: Inés.2008/11/29 18:37:1.599000 GMT+1