El coñazo del desfile
Rajoy, como tantos otros políticos, patinó ayer con la vieja cáscara de plátano del micrófono que está conectado cuando se supone que está apagado. Por su culpa, se le oyó comentar a Arenas que hoy, 12 de octubre, no puede hacer no sé qué porque le toca soportar “el coñazo del desfile”.
Se le han echado encima los militares, la derecha en pleno y, sobre todo, el PSOE, que ha declarado muy solemne, por boca de mi doblemente paisana Leire Pajín (es donostiarra pero ejerce de alicantina), que eso demuestra que el presidente del PP no se toma en serio “las cuestiones de Estado”.
Pajín confunde las cuestiones de Estado con las cosas del Estado. Un desfile militar no es una cuestión de Estado. Yo no diría que los desfiles sean un coñazo, porque llevo mal las alusiones a los órganos genitales, pero sí que son un solemne peñazo. Y si encima te toca compartir tribuna durante varias horas con la familia real en pleno, un puñado de ministros, José Bono, Javier Rojo, Esperanza Aguirre y tutti quanti, ni te cuento. Comprendo que a Rajoy no le compense que en este punto le aporte mi respaldo –puede que eso le perjudique todavía más–, pero se lo ofrezco.
Le explicaré a Leire Pajín lo que es realmente no tomarse en serio las cuestiones de Estado.
Retrocedamos en el tiempo. Estamos en 1992. Fallece el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez. El presidente del Gobierno, Felipe González, decide que sea Javier Solana quien lo sustituya en el cargo. Pero el nombramiento tarda días y más días en hacerse efectivo. ¿Por qué? Porque el decreto correspondiente tiene que ser rubricado por el rey de España, que no lo firma porque está en paradero desconocido. Missing. Algunos de sus más allegados dicen, consternados, que parece que se encuentra en algún hotel de los Alpes en compañía de una dama.
Eso es no tomarse en serio las cuestiones de Estado. Y que lo haga el propio jefe del Estado no deja de tener su guasa adicional.
Consignas
Ha habido quien hace poco me ha criticado públicamente por haber trabajado durante más de tres lustros para El Mundo, o sea, para Pedro J. Ramírez. Cuando me encuentro con ese género de acusaciones, siempre respondo lo mismo: primero, que en algún lado hay que trabajar, si se puede (es curioso: hay quien formula imputaciones de ese estilo y luego resulta que se deja ocho horas diarias en un Ayuntamiento del PP, en el Ministerio de Defensa o en una fábrica de armas) y, segundo, que, además, siempre estuve muy cómodo como columnista en El Mundo porque, salvando una sola ocasión, que por lo demás fue tirando a confusa, jamás nadie me dijo lo que podía o no podía escribir, ni recibí consignas de ninguna suerte, ni nadie me censuró nada. Escribí siempre lo que me dio la gana y, aunque mis columnas fueran contra la corriente dominante en el periódico, jamás fui ni reprendido ni postergado.
No pretendo que Pedro J. Ramírez sea así con todo el mundo y en todos los casos. Lo que digo y reafirmo es que siempre se comportó así conmigo. En mi vertiente de columnista, insisto. Cuando ejercí de editorialista tuvimos muchas y muy vistosas agarradas. Pero no parece necesario subrayar que la línea editorial de un diario no la marca un jefe de sección, sino quien representa a la empresa, que por lo común es el director.
No me fui de El Mundo porque estuviera a disgusto con el trato que recibía, sino porque se me ofreció la posibilidad de escribir para gente más acorde con mis propias ideas, a la que pueden interesarle más y serles más útiles mis reflexiones. No es cuestión de cantidad (El Mundo vende más de 300.000 ejemplares diarios, lo que supone más de un millón de lectores potenciales), sino de cualidad: mientras la gran mayoría de los lectores de El Mundo echaba pestes de mí, lo habitual es que las personas que compran Público simpaticen –poco o mucho: algo– con mis criterios.
El trato es importante –muy importante, incluso, y a veces es sorprendente cómo puede variar–, pero no lo es todo.
Comentarios
Querido Javier: Ni puñetero caso a las verduleras....
Ladran los perros...luego cabalgas en Rocinante.
En cuanto al albacea del General Franco, puede que este sunami económico sirva para cambiar todo de Arriba a bajo.
Escrito por: Abate Marchena.2008/10/12 09:08:11.265000 GMT+2
Escrito por: Aritz.2008/10/12 09:14:31.529000 GMT+2
Escrito por: Ego.2008/10/12 12:09:6.632000 GMT+2
Escrito por: leo.2008/10/12 12:24:30.856000 GMT+2
"Ha habido quien hace poco me ha criticado públicamente"
Guau! Qué puntazo publicitario! ¿Y ha sido en algún medio de mucha audiencia?
Escrito por: Xis.2008/10/12 14:10:49.382000 GMT+2