Creí que era una de mis numerosas rarezas, pero he comprobado que ésta que hoy comento es bastante común; que no soy ni mucho menos el único que tiene la costumbre de polemizar con la radio y la televisión. Tiendo a amenizar la audición de los informativos y las tertulias con exclamaciones del género: «¡Falso!», «¡No tienes ni idea!», «¡Serás capullo!», «¡Manipulador!», etc. (Esto en lo que se refiere a los contenidos. La expresión oral tiene sus imprecaciones específicas, tipo: «Pero, pedazo de animal, ¡deja ya de patear el diccionario!», «¡Este zoquete hace faltas de ortografía hasta cuando habla!», etc.)
Hay dos noticias/comentarios –esta gente cada vez separa menos la información de la opinión– que son muy frecuentes en estos días y que me tienen en estado de cabreo permanente. Ambos referidos a las acciones militares de Israel en Líbano.
El primero hace referencia al «gesto humanitario» que ha tenido Israel permitiendo el uso del aeropuerto de Beirut para abastecer a la población civil libanesa de alimentos y medicinas. «Olvidan» sistemáticamente informar de que la concreción de ese «gesto humanitario» choca con una dificultad difícilmente soslayable: el aeropuerto Rafic Hariri fue previamente destrozado por los bombardeos israelíes. Utilizarlo choca con tantas dificultades que no sirve para una labor de abastecimiento digna de tal nombre. De modo que el tan repetido «gesto humanitario» se parece bastante a una broma macabra.
Segundo tópico que suscita de manera incontenible mis potencialidades imprecatorias: la insistencia con la que los informadores-comentaristas españoles hablan de los dos soldados israelíes que fueron «secuestrados» por Hizbolá, razón ésta que justificaría las operaciones militares en curso, que serían expresión de «el derecho de Israel a defenderse». «¡Al menos en esto estaremos todos de acuerdo!», le oí exclamar ayer en la radio a un mitinero iracundo disfrazado de analista. Pues no; no estamos todos de acuerdo. Hace cuatro días, Felipe González (¡quién, y él!) respondió a ese planteamiento de manera muy contundente: señaló que el lugar en el que Hizbolá capturó a los dos soldados utilizados como excusa para las acciones bélicas se halla en territorio ocupado por Israel de manera ilegal, de modo que ni cabe hablar de «defensa de su propio territorio» ni es correcto afirmar que se trate de dos soldados «secuestrados». Han sido hechos prisioneros cuando participaban en una operación contraria a Derecho.
Eso sin contar con que la historia de que el Ejército israelí se ha puesto en marcha para liberar a los dos soldados «secuestrados» no se la creen ni ellos. La operación estaba planificada y decidida hace tiempo y el hecho mismo de que la coalición israelo-norteamericana rechace la vuelta al statu quo ante prueba que la captura de los dos soldados no ha sido sino una excusa.
Pero corto, que van a empezar las noticias de las 8 y no quiero perderme la oportunidad de mantener en buena forma mi permanente estado de desesperación tranquila.