Sostiene el Diccionario de la Real Academia Española que un apunte es un «dibujo tomado del natural rápidamente». Es a esa acepción del sustantivo, tercera en el orden de preferencias del DRAE, a la que me acogí para bautizar este diario. Un lector puntilloso y un tanto guasón me lo recuerda para señalarme que mis apuntes del natural no se atienen a la definición, porque es imposible que los trace rápidamente, a la vista de su longitud.
Tiene toda la razón. Lo cierto es que, como recordarán los visitantes más veteranos de este sitio, mi propósito inicial sí que coincidía con la definición de la palabra. Mi idea era conformarme con dejar aquí a diario una breve reflexión; algunas líneas, sin más. Pero eso, como la experiencia (me) ha demostrado de manera inapelable, es incompatible con mi naturaleza rumiante.
Hoy he de pedir disculpas por ello de manera muy especial, porque va a ser el tercer día consecutivo que escribo sobre el medio centenario de TVE. Sigo rumiando la cosa, que en realidad daría no para un libro, sino para varios.
Uno de esos libros podría salir de un aspecto muy parcial al que aludí ayer de pasada. Me refiero a los comienzos del tratamiento de la música rock y pop en TVE, tan ligados a las primeras escaramuzas que se libraron a ese respecto en las radios (en la pública y en las privadas). Habría que contar por la brava cómo algunos tipos poco y mal preparados, pero muy desenvueltos y muy engrasados por el establishment de la época, lograron fama y fortuna dándoselas de pioneros, mientras otros, bastante más entregados a la causa y mucho mejor informados, tuvieron que traerse desde el quinto infierno los discos que había que traer pagándoselos de su propio bolsillo, porque no estaban muy bien mirados, y con razón.
Los primeros ahora hacen bromas recordando cómo las máximas alturas del Estado franquista les daban instrucciones indicándoles a qué artistas debían sacar todas las semanas. No oiréis a ninguno contar cómo cuando el régimen decidió prohibir la emisión de canciones de The Beatles, porque John Lennon había tratado irreverentemente a Jesucristo, ellos las programaron. No podrían. Tampoco podrían relatar cómo se negaron a aceptar el boicot contra Joan Manuel Serrat cuando el del Poble Sec se negó a representar a TVE en Eurovisión cantando en castellano. No podrían hacer nada de eso, porque cada vez que el alto mando les hizo saber que tenían que inclinar respetuosamente la cerviz, ellos la inclinaron hasta el suelo.
Pero ya me estoy liando. Un aspecto que me parece todavía más interesante, por poco tratado, y del que habría que escribir mucho más largo y tendido, no es el de lo facha que era la TVE facha cuando toda España era facha por definición, con Franco a la cabeza, sino el de lo increíblemente manipuladora y basurera que pudo seguir siendo la televisión pública cuando se suponía que ya nos habíamos instalado en un régimen de libertades democráticas y que el Gobierno estaba en manos de los mismísimos socialistas. De cómo pudo ser, por ejemplo, que Julián Sancristóbal, esbirro del terrorismo de Estado y a la sazón encarcelado como integrante de los GAL, abriera un Telediario, tal como si fuera un locutor de la casa, quejándose de la terrible persecución a la que, según él, Garzón y El Mundo (eran aquellos tiempos) estaba sometiendo a la pobre cúpula del Ministerio del Interior, con Pepe Barrionuevo y Rafa Vera a la cabeza. Es un ejemplo. Otra imagen que me viene al recuerdo sin hacer ningún esfuerzo es la de la locutora de turno anunciando que TVE se iba a querellar contra unos periodistas que habían denunciado que en Informe semanal se habían utilizado métodos repulsivos para obtener imágenes impactantes. Nunca olvidaré que aquel comunicado del Ente sostenía que en TVE no había ningún reportero que tuviera «las iniciales A. P.», citadas en la información periodística aludida. Hizo como si no supiera que uno de sus reporteros-estrella de aquella época era un tal Arturo Pérez, aunque bien es cierto que casi siempre citado también por su segundo apellido.
¡Ah, TVE! ¡Ah, si las paredes hablaran!
Pero ¿veis lo que decía al principio? ¿Qué tiene que ver todo este rollo con un apunte, que se supone que se traza rápidamente, si llevo aquí más de una hora dándole vueltas a todo este mejunje?