Apuntes del Natural

A ver si he entendido bien.

Primero: si alguno de nosotros somos -como es previsible- lectores de Público, mejor que ni nos molestemos en escribir comentarios a los artículos del Sr. Ortiz, porque no tiene ninguna intención de leerlos.

Segundo: las personas que escriben comentarios en la prensa online son seres ridículos que recurren a ese entretenimiento para emplear el mucho tiempo libre que les dejan sus ocupaciones parasitarias y su escasa vida personal

Me gustaría comentar uno y otro puntos.

Primer punto: Las personas que tenemos dos dedos de frente y de conocimiento del mundo no escribimos comentarios para que los lea el autor del artículo. Sabemos perfectamente que un escribidor profesional nunca escribe ni lee nada a menos que perciba por ello una remuneración. Así pues, los comentarios los escribimos para que los lean otros lectores. De hecho, muchas veces lee uno cosas más interesantes (ya que están escritos con más libertad) en los comentarios que en el artículo comentado.

Segundo punto: No me sorprende el desprecio que muestra nuestro columnista hacia quienes escribimos gratis (ese sarcasmo de llamarnos comentaristas profesionales a quienes somos aficionados). Él es un hombre con una buena red de relaciones que le permiten vivir de una pluma no especialmente brillante. (Si leyera, que no lee, los comentarios, se asombraría de que alguien pusiese en cuestión su estilo, él que tan buena opinión tiene de su prosa y que un día sin otro refunfuña en sus artículos contra lo mal que hablan y escriben los -demás- periodistas).

Este Apunte es un magnífico ejemplo de dos rasgos típicos del discurso autoritario: rechazo de la crítica y denigración del disidente.

Ay, estos ex-militantes de la izquierda autoritaria. En el fondo no cambian. Ni los que ocupan altos cargos en el actual Ministerio del Interior, ni los que ofician -como el caso que aquí nos ocupa- de izquierdistas oficiales en la prensa pro-gubernamental. 

No eres justo, Fermín. Si alguien ha causado estragos en este país, ha sido la derecha autoritaria, porque ha contado con una tremenda ventaja: ha gobernado durante muchos años. Muchísimos. Y no pienso sólo en el franquismo. No es justo desenterrar los tópicos de la izquierda autoritaria -que algunos empleáis repetidamente para denigrar a los que, precisamente, nunca mandaron en ninguna parte- para emplearlos como arma contra este u otros comentaristas. Por otro lado, debo reconocer que estoy de acuerdo contigo en otras cosas. Si Javier Ortiz no tiene tiempo de leerse los comentarios, me parece muy bien que no se los lea, pero no tiene por qué restregárnoslo por las narices, como si demostrara algo no leyéndolos. No le apetece, y punto. Nadie le obliga a leerlos. Estoy de acuerdo contigo, también, en que Ortiz tiene un estilo pobre, que apenas si argumenta nada -tampoco tiene espacio para hacerlo- y que a veces comete curiosos errores como los del Bayern de Múnich. Nada excepcional en el deplorable panorama periodístico de nuestro país. Pero la pedantería con la que descalifica a otros escritores resulta molesta. Al mismo tiempo, sus artículos tienen cierta gracia, y me quedo siempre con la sensación de que cuando habla de temas que conoce, o por lo menos parece conocer -el País Vasco, la Transición española, etc.-, aporta siempre algún comentario interesante. No "reflexiones" ni mucho menos "análisis", como suelen decir los del gremio. Pero comentarios interesantes, sí. Así que seguiré leyéndolo, y dejando alguna nota de vez en cuando. No sé si llegó a leer un post mío, seguramente poco afortunado, en el que le dije que sus argumentos contra la religión cristiana venían a ser algo así como una incitación para entrar en el Opus Dei. Recuerdo que algunos de los posts que vinieron después me atacaron por criptocatólico y no sé cuántas cosas más. Quizá tuvieran razón. En todo caso, cino o seis cuadraditos más abajo, había un comentario cuyo autor no recuerdo, que decía lo mismo que yo había querido decir, pero mucho mejor que yo. Así que, dentro de las limitadas posibilidades de la cosa, participar en esta página me enriqueció en algo. Bueno, pasáoslo todos muy bien. A vivir, que son cuatro días, y ya han pasado tres.

Hijos míos recordad que fuera de la cárcel no hay nadie con DIGNIDAD. 

Es sorprendente lo que la tecnología (que no la ciencia) ayuda a conocernos a nosotros mismos. Supongo que, obviamente, porque la ciencia es conocimiento puro, y adquirimos demasiada estupidez para captar el conocimiento en toda su extensión. Pero la tecnología son nuestros fantasmas, nuestros sueños y nuestras pesadillas (no sólo los de quienes crean, sino de los innumerables cómplices que jugamos con esos juguetes, tanto como actores pasivos como con intereses). Claro que internet ha revolucionado la comunicación humana. Está dejando claro todos los días lo incomunicados que estamos los unos de los otros, lo mal que intentamos y lo peor que conseguimos entendernos. Si me parece sorprendente, es porque no puedo entender como la obra combinada de lingüistas, semióticos, antropólogos, sociólogos, filósofos, políticos, artistas... no ha sido capaz de crear un modelo que haga cuadros tan patentes como lo que el fenómeno de la telefonía móvil hace evidente todos los días, y necesitamos ducharnos en microondas para ver las cosas... Chomsky dijo algo acerca de todo esto...

El otro día un comentarista indignado porque le habían borrado su comentario (algo que Público suele hacer con algún extraño criterio, posiblemente aleatorio) le echaba la culpa a Javier Ortiz (se debe de creer que Javier no tiene nada mejor que hacer que estarse todo el día mirando el blog de Público y borrando mensajes) diciendo nada menos que "¡a algunos no nos pagan por escribir aquí!".

Imagino, Fermín, que si te permites juzgar dónde trabajan los demás (“izquierdistas oficiales en la prensa pro-gubernamental”) es por que eres uno de los escasísimos afortunados que están de acuerdo con todas las decisiones que toma la empresa u organismo para el que trabaja y que consideran que tienen una política moralmente irreprochable. O, quizá, una de las pocas personas que trabajan para si mismas y que no tienen ningún cliente o proveedor a los que hacerle ni la más mínima recriminación ideológica.

Si ve que si tuvieras que decidir entre ganarte el jornal trabajando para algún pro-algo con el que no estuvieras totalmente conforme y no cobrar, elegirías, sin duda, no comer.

Mi enhorabuena por la suerte que has tenido y por tu integridad moral.

 

Fermín, he tenido que leer varias veces, porque no soy tan inteligente como tú, el apunte de Javier, para ver dónde ponía lo que vomitas en tu punto segundo contra él, y no lo he hallado, hasta darme cuenta de que estaba dentro de tu cabeza nada más. Te has retratado bien, sin más comentario.

Agradezco la atención que habéis prestado a mi comentario y replico a los vuestros:

A Oriol:

El autoritarismo de izquierda es una realidad. Hay personas con mentalidad autoritaria que, por razones familiares, ambientales o de otro tipo, se adhieren a opciones políticas de izquierda y hay personas con mentalidad autoritaria que, por las razones que sea, se adhieren a opciones de derecha. A ver si nos entendemos: lo que critico a Ortiz no es que sea de izquierda (¡acabáramos!), sino esos desplantes de "Yo, los comentarios ni los leo", reveladores de una mentalidad autoritaria. De acuerdo contigo en que los Apuntes de Ortiz son interesantes cuando escribe sobre lo que conoce. Por eso los leo; si no, no visitaría su blog.

A la reencarnación del Abate Marchena:

Otro día te contesto con más calma sobre temas carcelarios.

A Ego:

Una cosa que ha conseguido Internet es que el discurso periodístico haya dejado de ser unidireccional. Desde que hay comentarios todo el mundo puede opinar. ¿Que se dicen muchas tonterías? Me temo que sí, pero también se votan muchas tonterías en las elecciones y no por eso vamos a retirar el sufragio universal.

A Antonio:

No me considero tan bobo como ese comentarista indignado ni como el otro que cita Ortiz que le dijo no sé qué de su secretaria. Ni todos los que escribimos comentarios somos iguales, ni todos los que protestamos lo hacemos de la misma manera.

A Akerne:

Yo no juzgo a nadie por su trabajo. Por ponerte un ejemplo, entiendo perfectamente a los ex-militantes de izquierda radical que ahora son subdelegados del gobierno, diputados, secretarios de estado... En algún sitio tienen que hacer política, pobrecillos. No siempre estarán de acuerdo con lo que digan sus superiores, pero, como tú muy bien dices, no siempre está uno/a de acuerdo con lo que dicen los jefes. Si entiendo a los ex que ahora son altos cargos del sistema, ¿cómo no voy a entender a un periodista? Lo que le critico a Ortiz no es que se haya pillado la plaza de izquierdista oficial de Público, sino que se dé esos aires de divo herido en su orgullo que ni se molesta en escuchar a sus críticos.

A Gorka:

Veo que tú también eres de los de mentalidad autoritaria: ironizas sobre mi nivel de inteligencia, dices que me "retrato" (un retrato poco favorecedor, intuyo) y, las cosas que digo en mi comentario dices que las "vomito". Hombre, por Dios, dí lo que quieras y emplea los adjetivos que te parezca, pero no caigas en el tópico sobado. "Vomitar". Qué cursilería. Hay que tener un poco más de recursos lingüísticos si te pones a debatir con alguien. Porque de eso se trata, ¿no?, de debatir. Creo que esto es un espacio de debate, no el club de fans de Javier Ortiz.

Y voy a cortar, no vaya a ser que alguien le llame a Ortiz y le diga que se ha metido aquí un criticador y nos vuelva a cerrar el blog o quite los comentarios. No me lo perdonaría.

 

 

No puede uno por menos de quitarse el sombrero. La escaramuza entre Fermin y sus adversarios ha sido como una escena de espadachines, en Los Tres Mosqueteros o alguna otra pelicula por el estilo. Que elegancia y que chuleria! Dicho esto sin la menor ironía y desde una ideologia, presumo, opuesta a la suya.

Publico me parece un periodicucho deleznable, el equivalente pesoista de La Razon o de las soflamas de Jimenez Losantos. A Javier Ortiz, sin embargo, le tengo aprecio porque al menos se atreve a tratar temas prohibidos (el cierre del periodico La Realidad, por ejemplo) y a señalar sin alharacas que el emperador esta desnudo, que la prensa española es cobarde y lacaya, y que la monarquia, la cuestion vasca y los tejemanejes entre empresarios y politicos madrileños llegan a la opinion publica solo despues de atravesar una densa red de mentiras y censura. El estilo lo veo sencillo, directo y elegante, y digo yo que no se le podra pedir otra cosa a un columnista: o es que quereis rima asonante y aliteraciones? 

Si acaso, me parece una pena que nunca trate el tema mas importante de nuestro tiempo, a saber: la depresion economica que esta a punto de caer sobre nosotros, desencadenada por tantos años de codicia, de estupidez y de ceguera. Ortiz prefiere hablar de la ultima sandez del PP sobre el Pais Vasco en vez de analizar la disparatada historia de la burbuja inmobiliaria. Tal vez se trate de una cuestion generacional, tal vez le corresponda a un hombre mas joven atacar el problema mas acuciante que se cierne sobre los pueblos del estado español en el siglo XXI. En todo caso, no abundan tanto los periodistas que cuentan verdades y que escriben lo que piensan, como para despreciarlos tan estupidamente.

Voy con prisas, pero no puedo dejar de escribir algunas palabras.

1) Javier Ortiz es libre de leer o no los comentarios escritos en Público sobre sus artículos. ¿Por qué ha de tener la obligación de leerlos? ¿Qué hay de malo en que sea sincero y diga que prefiere no leerlos? No lo entiendo.

2) Me sorprende que se diga lo de la "pluma no brillante". El estilo de Ortiz es agradable y correcto, con una exposición de ideas perfectamente estructurada. Para mí es un placer leer lo que escribe, no me cansa.

3) Decir que Javier es autoritario... me parece un mal chiste. Acepta las críticas, más de una vez ha rectificado en público. Lo de la "denigración del disidente" es llevar las cosas a un extremo delirante.

4) ¿"Izquierdista oficial"? ¿Dónde aparece esa etiqueta? Javier Ortiz escribe en Público, diario todo lo repugnante que se quiera, pero no peor que los demás. No hablo de contrainformación (Ej: Diagonal), sino de diarios de venta masiva. Uno los lee de forma crítica, para saber -por ejemplo- qué moto se nos quiere vender en cada momento.

Olvidé poner mi nombre en el comentario anterior.

No son justas, Javier, muchas de sus afirmaciones. Realizar distinciones entre opinadores en función de que unos estén pagados (usted) y otros no (sus comentaristas en Público) no dice mucho de usted en esta ocasión. La gente opina por razones muy diversas: unos, para fastidiar; otros, para insultar; otros, en cambio, opinan porque Internet ha cambiado la forma que tenemos de comunicarnos social e incluso políticamente, y poco a poco se van formando pequeñas "comunidades de opinión" cuyo único requisito de pertenencia es el de disponer de una conexión a internet para poder opinar. Dice: "No tengo nada en contra de que haya gente que se entretenga así, pero sí de que trate de entretenerme así". Pero, ¡si ni siquiera tiene usted obligación de responder! (es más, me atrevería a decir que la mayoría de sus comentaristas no esperan que lo haga). Tampoco tienen por qué ser funcionarios. Fíjese: yo, escribiendo esta parrafada, que soy autónoma y hago mi "ronda matutina" con un café delante para saber qué se cuece y dentro de 5 minutos voy a ponerme a currar hasta... sí, hoy mucho me temo que hasta las 12 de la noche porque las entregas no pueden esperar.

En cuanto a Público: es un mal periódico; cuesta encontrar una noticia que esté bien redactada y sin faltas de ortografía. Se censuran comentarios con frecuencia, como ocurrió durante la "explosión Chikilicuatre" donde la mano censora aparecía siempre contra algún comentario que se atreviera a destapar el gran pastel Mediapro-La Sexta-El Terrat-TVE (léase Javier Pons, etc. etc.). Ya podían contratar un corrector para que no diera tanta vergüenza ajena leer el periódico.

No sea tan injusto con sus lectores. Algunos, de hecho, a pesar de estos desplantes ocasionales, todavía le admiran/mos.

La verdad es que visto lo visto, haces bien en no leer ningún comentario de toda esta pandilla de vagos. ¿No tendrán nada mejor que hacer? ¿Planchar, lavar la ropa, cocinar? Entiendo que, a pesar de todo, dejes habilitada la posibilidad de comentar tus apuntes, porque siempre les quedará la bendita ilusión de que algún día, aburrido de tus importantes ocupaciones, arreglando el mundo, le eches un vistazo a todas esas memeces que escriben gratuitamente. Muchos suponen infundadamente, hay que joderse, que ése es el justo precio de la fama.

Sorprendida quedo ante algunas de las cosas que leo. Supongo que Javier Ortiz cobra por su columna en "Público". Le leo desde hace años y me parece que su pluma es bastante honesta, con un estilo más que correcto y, a veces, con días brillantes. Digo yo que se le debe juzgar por eso, por los argumentos que plasma y por la manera en la que plasma sus conocimientos, por su prosa y por los distintos primas desde los que aborda el tema del día. Me parece absurdo criticar que no conteste a los comentarios de sus potenciales lectores, porque eso sí que no va en su sueldo, igual que supongo que a ninguno de nosotros nos pagan por leer sus comentarios.

Por lo demás, no he percibido desprecio ni autoritarismo en su comentario; sólo ha dicho algo que casi todos podemos comprender: hay vida más allá del trabajo y cada cual usa su tiempo libre como le place.

"sólo ha dicho algo que casi todos podemos comprender: hay vida más allá del trabajo y cada cual usa su tiempo libre como le place".

Carmen: a esto se le llama "aplicar la ley del embudo". A mí sí me ha parecido una columna destemplada, pero... para gustos. Un saludo.