Ayer quedamos a comer con un grupo de amigos.
Resultó interesante por partida múltiple.
Lo fue en lo personal, porque se trató de la primera actividad “social” de Charo desde que dejó el hospital (había que ver cómo sobrellevaba el esfuerzo) y la primera mía desde la muerte de mi hermano Josemari (también había que ver cómo lo llevaba, porque he pasado unos días un tanto misantrópico, si es que no directamente lúgubre).
La experiencia nos resultó positiva a los dos. Charo se cansó, pero dentro de límites muy aceptables, y yo me animé bastante.
Pero el encuentro me pareció también curioso por otro motivo: reparé en que, por primera vez en muchos años, no aprovechamos ni la comida ni la sobremesa para hablar de política.
El grupo reunido ayer se compone de gente bien informada. Algunos nos conocemos desde hace 30 años (¡desde la Redacción de la revista Saida!) y mantenemos una buena sintonía, en muchos planos. Suele ser frecuente que, cuando nos vemos en pandilla, aprovechemos para dar un repaso a la actualidad política (también en el sentido coloquial del término “repaso”: como ajuste de cuentas).
Pues lo curioso es que ayer la política salió a relucir poco y de manera bastante tangencial. Hubo algún comentario sobre la manifa de la AVT, algún otro –no demasiado amable, a decir verdad– sobre el último paso de la vicepresidenta Fernández de la Vega por el Vaticano (y sobre las fotografías que han inmortalizado el acontecimiento)… y poco o nada más. (*)
Me pareció significativo ese desinterés por la política. Sobre todo porque encaja con algo que vengo observando en los últimos meses en muchos de los ambientes en los que me muevo. No sólo en Madrid. También en Euskadi. Sobre todo en Euskadi, incluso, donde el cambio me ha parecido más brusco. Es mucha la gente que hasta hace nada se enrollaba durante horas debatiendo sobre las cosas de la política local y que ahora las mira con distancia, o no las mira, sin más.
No oculto mi impresión general: avizoro un panorama abstencionista importante.
Aunque lo mismo me equivoco. Puede que me esté pasando como a la rana de la fábula y esté mirando el cielo desde el fondo del pozo, creyendo que el pedacito de firmamento que veo es todo el firmamento.
Lo que sí puedo asegurar es que el pedacito que veo –que veo en torno a mí y que veo también en mí mismo– es de cansancio, de decepción y, sobre todo, de hastío.
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(*) Hablamos también sobre el panorama de los medios de comunicación, pero para nosotros ese tema no se relaciona tanto con la política como con la vida laboral, ya que bastantes de los integrantes de la pandilla somos del gremio. Por cierto que me enteré de algunos asuntos jugosos, pero nuestras confidencias llevan implícito un compromiso de reserva. Ya los dejaré caer algún día de éstos (aunque sin citar las fuentes, claro.)
Comentarios
Escrito por: Fétido.2007/11/26 10:28:33.402000 GMT+1
http://laverdaz.com
Panem et circenses
Desde hace tiempo hay motivos para estar cansados, decepcionados y hastiados de nuestros políticos y de nuestra mass media, de sus mediocridades, manipulaciones y deshonestidades, salvo pocas y esporádicas excepciones. Y de estar tristes, también, al observar la despolitización y desideologización de la sociedad. Y preocupados por la tendencia política mundial.
Encuentro lógico estar harto de lo que actualmente se considera "políticamente correcto" y de los que se consideran políticamente correctos. Pero una cosa es esa y otra el estar hastiado de analizar y discutir sobre la problemática política y social, en las sobremesas o donde sea. Porque si somos conscientes, y nos hastiamos, no de los políticos sino de la política, muy mal va la "cosa", porque vamos a acabar como en la antigua Roma, pasando de todo mientras tengamos chuletas y futbol
Y luego se repetirá la triste historia...
Escrito por: Golfi.2007/11/26 12:15:43.362000 GMT+1
En cuanto a lo que describes de Euskadi, no creo que se te haya escapado de la reflexión un hecho bastante significativo sobre la política local: un partido con mucha representatividad (indudable en las administraciones locales) hasta que fue ilegalizado por los ilegalizadores de partidos disfrazados de políticos y jueces, lleva ya dos legislaturas excluido.
No sé del interés del resto de la gente por la política, pero después de ves esto, el mío ha decaído mucho.
Yo quiero mi derecho a votar, que para eso pago impuestos como los que votan. Quizá recupere entonces interés por la política.
Quiero votar para botar.
Escrito por: spencer.2007/11/26 13:10:53.503000 GMT+1
Yo tambien avizoro lo mismo que tu Javier...
El problema es que en españa no está el electorado lo suficientemente maduro como para meter 120 diputados de corte nacionalista en el congreso.
O una abstención de la leche para que espabile alguien.
Esa es la pena...
Que está la "españa" del PP...casposa...pero la del PSOE es igual de casposa.
El PP nos salva del PSOE y el PSOE nos salva del PP.
Como el burro en la rueda...
Escrito por: Kuryakin.2007/11/26 15:25:34.451000 GMT+1
Concho: Y aquí Chaves? Y qué democracia es esta que preventivamente (?) cierra periódicos e ilegaliza partidos (que continúa considerando "legales" para zurrar la badana a quien se "junta" con ellos...)? Qué democracia es esta que a ciudadanos en pleno ejercico de sus derechos, es decir, no condenados en sentencia firme, se les priva del derecho de elegir y ser elegido?
Respuesta: Es democracia orgánicamente u organizadamente bourbónica... Podría ser chinchónica (qué anís!)... Pues no, es bourbónica, francamente bourbónica. No nos quejemos, que nos condenan a pagar multas por defendernos en lengua extranjera (algo así como republicana...).
Escrito por: Antonio Gil.2007/11/26 17:06:20.776000 GMT+1
Cada vez me atraen más conceptos como la abstención activa, o iniciativas "troyanas" como Otra Democracia es Posible, el Partido Pirata o sobre todo Ciudadanos en Blanco.
Escrito por: Andrés 2.0.2007/11/26 18:31:47.378000 GMT+1