FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Título Original: Smoking room
España. 2002. 89 min.
Dirección y Guión: D.J. Wallovit, Roger Gual
Fotografía: Cobi Migliora
Sonido: Jordi Bonet
Montaje: David Gallart
Dirección de arte: Quim Roy
Intérpretes: Antonio Dechent, Juan Diego, Ulises Dumont, Eduard Fernández, Francesc Garrido, Miguel Ángel González, Chete Lera, Juan Loriente
El debut en el cine de los jóvenes publicistas D.J. Walllowits y Roger Gual ha causado cierta sorpresa. Grandes sudores les costó realizar y estrenar su película, una pequeña muestra de que con un excelente guión, buenos actores y una realización solvente no es necesario contar con un gran presupuesto (más buen uno escaso) para hacer un producto digno. Smoking room tiene visos de una teatralidad bien llevada, pues transcurre en un único edificio de una multinacional estadounidense y está protagonizada por una pequeña muestra de sus empleados. Lo que se narra en ella es el empeño de uno de éstos, tras la prohibición por parte de la dirección de fumar en todo el edificio, en recoger firmas para que la empresa habitúe una sala para los fumadores, de manera que se eviten salir a la calle o subir a la terraza para saldar el vicio con el tabaco. Este argumento es la excusa que tejen los directores para radiografiarnos a toda una serie de trabajadores (mayoritariamente hombres) que han de posicionarse ante la controvertida propuesta.
Smoking room es una propuesta arriesgada, fresca, diferente y casi prodigiosa. Un soplo de nuevos aires en una cartelera demasiado conservadora en muchas ocasiones. Se trata, además, de un film hecho con gran profesionalidad, que se sustenta gracias a unos diálogos (algunos de ellos larguísimos y extraordinarios) que nos van mostrando el verdadero lado de unos personajes (magníficamente interpretados por un plantel de actores de lujo) temerosos, tristes, desconfiados y en algunas ocasiones incluso patéticos, que deben, o no, dar su apoyo a una propuesta sólida y bien fundada pero que supondrá un auténtico revulsivo en las relaciones entre ellos. Wallovits y Gual plantean dilemas éticos de gran calado en un mundo, el laboral, regido por el miedo a las represalias o a que queden en nada unas ascensiones que se palpan en el ambiente. Buscan, también, el doble juego, pues al mismo tiempo en que Ramírez busca firmas para su smoking room otro empleado va confeccionando una lista (a la que no faltan aspirantes) para un partido de fútbol de la empresa. Esos dilemas llegan a la espectadora de manera directa gracias a unos conseguidos primeros planos y una narración a la que no falta ni sobra nada, haciendo cómico el momento más dramático y transmitiendo una desolación permanente y ascendente que se apodera de ella por su aplastante realismo, que se culmina con un final no menos trágico, fuera de todo idealismo y que pone el punto y seguido a una película insólita, a una historia tan cercana como amarga.
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