FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Título Original: Food of Love
España-Gran Bretaña. 2001. min.
Dirección y Guión: Ventura Pons
Fotografía: Mario Montero
Montaje: Pere Abadal
Música: Carles Cases
Dirección de arte: Bel·lo Torras
Intérpretes: Juliet Stevenson, Paul Rhys, Allan Corduner, Kevin Bishop, Geraldine McEwan, Leslie Charles
Vuelve Ventura Pons a tratar en su cine la homosexualidad. Lo hace en esta ocasión a partir de la novela The Page Turner del escritor estadounidense Daniel Levitt, con una historia que engloba el descubrimiento de la homosexualidad adolescente, la homosexualidad adulta y adúltera y el entorno familiar –reducido a la madre– en la que se presenta. El director catalán resuelve la adaptación de excelente forma, tomando de ella lo que le interesa y cambiando alguno de sus escenarios (Barcelona por Roma), para darle un importante papel a la ciudad de sus amores. Manjar de amor arranca cargada de emociones con el encuentro en un concierto de piano de un joven pianista aspirante a gran estrella y su adorado y querido ídolo, un artista consagrado que actualmente vive en la cima de la popularidad. Un curioso destino les lleva a encontrarse de nuevo en Barcelona, donde comenzará una especial relación entre ambos.
Kevin Bishop y Paul Rhys en una escena de Manjar de amor
Ventura Pons construye este drama con elegancia y sencillez, con el mismo sello al que nos tiene acostumbrados. Además, en este caso, no pierde esa gracia que le caracteriza, esa chispa catalana, al rodar en inglés, sino que demuestra que es capaz de adaptarse a cualquier registro. Lo hace con buenas maneras de cineasta, y aunque sí se nota su mano detrás del relato, también deja fluir en él todo lo inglés y estadounidense, que es mucho, de la historia. Sobresale sobremanera la caracterización de esa histérica madre californiana, excelente el trabajo de Juliet Stevenson, tan bien lograda que incluso llegan a irritar sus formas y ademanes. La impecable construcción de este conmovedor y duro relato hacen de Manjar de amor una película consistente y sólida, que tiene, sobre todo, en un guapo y atractivo joven llamado Kevin Bishop, tanto por su belleza y morbosidad como por su trabajo, su principal baza. Su historia está construida minuciosamente, y en ella se nota que tanto el novelista como el cineasta conocen bien, por experiencia propia, lo que cuentan. Y, ante todo, conmueve en el film la evolución del niño tímido y enamoradizo, que se convierte en arrogante cuando sabe que es admirado y deseado, y que entrando en ese juego puede alcanzar las metas que no consigue con su talento. También Ventura Pons deja escenas para el humor, y propicia con todo el conjunto una obligada reflexión acerca del complicado mundo que analiza, mientras te hace sentir, te eleva las pulsaciones y te emociona. Todos esos ingredientes que hacen de una gran historia una gran película.
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