FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Título Original: La marcha verde
España. 2001. 94 min.
Dirección: José Luis García Sánchez
Guión: Rafael Azcona, José Luis García Sánchez
Producción: Andrés Vicente Gómez
Fotografía: Tote Trenas
Montaje: Pablo G. del Amo
Música: Manuel Gas
Dirección de arte: Pedro Moreno
Intérpretes: Fedra Lorente, Álvaro de Luna, Pepón Nieto, Inma del Moral, Jordi Dauder, Teté Delgado, Antonio Gamero, José Sacristán, Sancho Gracia
El director José Luis García Sánchez presenta la primera parte de lo que pretende ser una trilogía sobre diversos acontecimientos de nuestra reciente memoria. A esta incursión en los momentos agonizantes de Franco le seguirá, previsiblemente, una historia que girará en torno al 23-F. La Marcha Verde es una película coral, una comedia musical, sobre un grupo de revista que se dispone a animar a las tropas del ejército español en la ocupación del Sáhara durante los últimos días de vida de Franco y su dictadura. Con guión del propio director y del legendario Rafael Azcona esta incursión en la revista, más bien un homenaje a ella, es una comedia, otra, fácil de ver, digerir y olvidar, pero que consigue que pases un buen rato. La cinta está dividida innecesariamente en tres actos y juega con los típicos triángulos amorosos entre los artistas, sus clásicas canciones y el divertido encuentro con toda una banda de militares aburridos, siempre dispuestos para todo, sin alguien a quien disparar en medio de aquel desierto.
Pepón Nieto e Inma del Moral en una escena de La marcha verde
Todos tienen cabida en esta historia: el general franquista, el tenor falangista, el coronel monárquico -un estupendo papel de Álvaro de Luna-, el cabo vulnerable -con una magnífica interpretación de Pepón Nieto en un papel a su medida, que es lo mejor de la película-, los pajilleros soldados, la víbora vedette -una floja Fedra Lorente-, las libertinas bailarinas, el empresario rojo y, cómo no, la niña progre -una discreta Inma del Moral-, metida en follones políticos que se va de gira con su madre para conseguir un par de kilos de hachís. Una mezcla explosiva de muchos personajes y situaciones no demasiado graciosas, aderezadas con toques de humor muy castizo, nostalgia y recuerdos gloriosos, de auténtico disparate, sin ninguna gracia, es la recreación de su particular y verbenera Revolución de los Claveles, y un final extremadamente feliz. En fin, una película con escenas divertidas y simpáticas, pero también esperpénticas y sorprendentemente aburridas y previsibles, protagonizadas por unos personajes carentes de identidad, cuya construcción se ciñe a unos parámetros estrictos del estereotipo que parecen representar y que hacen que no sea nada difícil saber los comportamientos que adoptarán durante toda la duración de esta marcha verde. Un film, pues, más cercano a ese facilón cine del otro barrio que a la sátira hiriente e ingeniosa que pretende ser.
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