FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Título Original: La caja 507
España. 2001. 112 min.
Dirección: Enrique Urbizu
Guión: Michel Gaztambide, Enrique Urbizu
Fotografía: Carles Gusi
Montaje: Mario de Benito
Intérpretes: Antonio Resines, José Coronado, Goya Toledo, Dafne Fernández, Sancho Gracia, Juan Fernández, Miriam Montilla
La última película de Enrique Urbizu (Todo por la pasta) es un impecable thriller en el que cuenta con buen criterio y la justa ponderación una historia de venganza personal, tras la que se esconde todo un entramado de corrupción inmobiliaria que recorre toda la Costa del Sol. La caja 507 está filmada con solvencia, oficio y habilidad, siguiendo el clásico esquema del género, en el que la intriga juega uno de los papeles importantes. Una trama que se va hilvanando conforme transcurren los minutos, de forma pausada pero sin caer en espacios muertos, que cuenta con la ventaja de ir ganando en intensidad, despejando algunos cabos sueltos, aunque (gracias a la realidad) la espectadora sea capaz de intuir cada uno de sus pasos. Urbizu cuenta para narrarnos este impresionante y real relato con un equipo compacto, en el que no parece haber fisuras, consiguiendo una uniformidad que hace imposible destacar unos aspectos por delante de otros. Así, ha logrado realizar un notable producto, de alta calidad, en el que apuesta por un género de hegemonía estadounidense, al que toma como fiel referente, quedándose con lo mejor de él y adaptándolo a unas necesidades y a un entorno radicalmente diferente.
José Coronado y Goya Toledo, protagonistas de La caja 507
La caja 507 parece sacada de una explosiva combinación de recortes de prensa que, como si de un puzzle se tratara, se van encajando uno a uno hasta conseguir una historia verdadera que cuenta con dos antagónicos protagonistas, cuyos papeles se asemejan al patrón del bueno y del malo de un típico western. Uno, un honrado y trabajador director de banco que encuentra en sus manos unos papeles que le ayudan a descubrir el porqué de la muerte, en un inexplicable y oscuro incendio, de su joven hija. El otro, un ex-policía convertido en correveidile de mafiosos que actúan de especuladores en la costa, enamorado de su preciosa mujer (enganchada tristemente al alcohol), la única persona que consigue que le afloren los buenos sentimientos. Es en sus vidas paralelas, en la que confluyen unos controvertidos y peligrosos documentos, donde toma fuerza el film, a través de las cuales alcanza su máxima brillantez. Y si en el trabajo de Urbizu trasluce todo un esfuerzo, no menos es el que realizan Antonio Resines, José Coronado y Goya Toledo, capaces de darles vida a esos personajes, de dotarlos de credibilidad y nervio, haciendo un gran ejercicio de profesionalidad y firmeza en éste, su precioso oficio.
En La caja 507 interaccionan el amor, la verdad y la fidelidad con el engaño y la venganza, el sálvese quien pueda con el chantaje más ruin e inhumano. Su modesta grandeza es que éstos se palpan en cada escena, mezclados, uno encima de otro, más que acompañando, acrecentando el entramado tejido del thriller. Y es a través de ellos tras los que se esconde una hipotética mafia, unos entramados financieros de blanqueo de dinero y especulación, que más que ficción parecen denuncia, aunque siempre nos queda la duda de si la realidad la superará.
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