FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Título Original: El otro lado de la cama
España. 2002. 114 min.
Dirección: Emilio Martínez Lázaro
Guión: David Serrano
Producción: Tomas Cimadevilla, Pablo Ramirez, Jose Saenz de Vicuña
Fotografía: Juan Molina
Música: Roque Baños
Montaje: Ángel Hernández Zoido
Intérpretes: Paz Vega, Ernesto Alterio, Natalia Verbeke, Guillermo Toledo, María Esteve, Alberto San Juan, Geli Albadalejo, Ramón Barea, Secun de la Rosa, Carol Garrigues, Blanca Marsillach
El género musical no se encuentra en uno de sus mejores momentos. Sin embargo, las pocas películas que se estrenan bajo él tienen la capacidad de hacernos olvidar ese descuido. Lo hizo de forma genial Woody Allen en Todos dicen I love you y ahora lo intenta el director español Emilio Martínez Lázaro. Tras realizar el más que respetable thriller La voz de su amo, después de innumerables comedias, éste se atreve con un estilo devaluado y con unos más que pésimos referentes cercanos (aunque lejanos). Aún así, El otro lado de la cama es un soplo de aire fresco entre tantas insípidas y aburridas comedias, réplicas unas de otras, el terror para adolescentes y las infinitas cintas que enarbolan el rancio patriotismo. Bajo el argumento de una comedia sexual de enredo que tiene como protagonistas a dos parejas, se construye todo un musical con canciones de la década de los 80.
Ernesto Alterio y Natalia Verbeke en una escena de El otro lado de la cama
No se trata de un musical al uso, pues es esta comedia un escaparate de cierta modernidad, que incluye diferentes opciones sexuales, infidelidades (horrible palabra que deberíamos dejar de usar en este contexto) prácticamente justificadas y un sentido del humor inteligente y atrevido a la vez. Emilio Martínez Lázaro aprovecha un guión concebido para el lucimiento (excepto un final demasiado precipitado y fortuito) al que consigue sacarle todo su jugo. Tiene como baza para ello a Ernesto Alterio, Natalia Verbeke, Guillermo Toledo y Paz Vega, cuatro jóvenes monstruos de la gran pantalla que se atreven a cantar y bailar sin ningún tapujo, a darle a los personajes esa chispa sin la cual no funcionarían. La misma que le falta a todo el elenco de secundarios, carentes de esa gracia y atractivo que irradian los anteriores y, en general, todo el film. El otro lado de la cama es, pues, una moderna comedia musical llena de amores que van y vienen, de estupendas canciones y trabajadas coreografías (aunque el ballet se ciña siempre al mismo trío de bailarinas y bailarines), cine repleto de vida y emociones, entretenido y de calidad, actual y divertido, que recupera la música para la gran pantalla, uniendo esos dos mundos culturales que tanto nos hacen gozar.
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