Películas de Estreno
LA CIÉNAGA
Un agradable mal trago
FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Título Original: La ciénaga
Argentina- España. 2001. 102 min.
Dirección y Guión: Lucrecia Martel
Producción: Lita Stantic
Fotografía: Hugo Colage
Ambientación: Cristina Nigro
Intérpretes: Mercedes Morán, Graciela Borges, Martín Adjemian, Diego Baenas, Leonora Balcarce, Sofía Bertolotto, Silvia Bayle, Juan Cruz Bordeu, Noelia Bravo, María Nicol Ellero, Andrea López
La ópera prima de Lucrecia Martel es una obra que se aleja del clásico estilo narrativo que suele caracterizar a la mayoría de las películas. Se podría decir que no hay principio ni fin en La ciénaga sino una serie de circunstancias vitales de un par de familias argentinas de provincias. Porque lo que aquí se muestra es el sufrimiento, la profunda depresión que provoca el no pasa nada a unas personas que intentan sobrevivir a la vida misma y a la de quienes les rodean, sin más condimentos. Todo transcurre entre un pequeño pueblo y una finca campestre en el noroeste argentino. Allí pasan el verano dos comunes y numerosas familias que se reúnen a causa de un accidente doméstico. Entre ellas hay un nexo en común: la proximidad de las dos mujeres. Una se pasa el día haciendo honor a su alcoholismo, delegando sus funciones en unas asistentas a las que no se cansa de chillar, insultar y reprimir, su solitario marido se tiñe el pelo y le molestan las impertinencias de sus hijos; la otra tiene una vida mucho más convencional, su marido es un padre responsable y los niños son juguetones pero encantadores.
Una escena de LA CIÉNAGA
La ciénaga es un relato que carece de un argumento principal que sirva de eje a toda la película, en la que no importan las historias demasiado personales, ni ocurren grandes tragedias, ni dolorosos amores, ni hay excesiva felicidad. Lucrecia Martel ha rodado una película tan dramática que molesta, irrita y desagrada por la excesiva dureza de todos los acontecimientos que se van sucediendo, por los comportamientos de personas egoístas, miserables, humanamente despreciables, que carecen de sentimientos y por una narración tan sencilla y explícita que huye del lirismo y derrocha realismo. También retrata a la naturaleza de forma directa, sin pretensiones armoniosas, huyendo del idílico paisaje inexistente y artificial, mostrándola en su esencia menos placentera y más irritante para el ser humano. Incluso los diálogos, las anécdotas y las antiguas o personales aventuras, algunas también divertidas aunque no exentas de melancolía y desdicha, son capaces de encantarte y sorprenderte al mismo tiempo que te revuelven las entrañas y te provocan incómodos escalofríos. Originalidad y autenticidad le sobran a esta incómoda, atroz, sórdida y notable película que merece una justificada visión por su innovación y su capacidad para transmitir una agradecida sensación de malestar de la que es difícil desprenderse.
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