FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Título Original: Berlin is in Germany
Alemania. 2000. 93 min.
Dirección y Guión: Hannes Störh
Produción: Gudrun Ruzicková-Steiner
Fotografía: Florian Hoffmeister
Música: Florian Appl
Intérpretes: Robert Lohr, Valentin Platareanu, Óscar Martínez, Jörg SchÜtauf, Julia Jäger, Carmen-Maja Antoni, Robin Becker, Edita Malovcic, Tom Jahn
Aclamada en numerosos festivales y excesivamente premiada, por fin se estrena la ópera prima del joven, apuesto y simpático debutante alemán Hannes Störh. Éste nos narra la historia de un antiguo ciudadano de la RDA que fue encarcelado antes de la caída del Muro de Berlín y que ha vivido la transformación de su país desde la cárcel y la ventana televisiva. Ahora, cuando por fin sale, cuando se acaba su condena, tiene que enfrentarse a la Alemania unida, acostumbrarse a esa nueva forma de vida, adaptarse de alguna manera a unos roles y unos estilos para los que no está preparado. Todo ha cambiado tanto que su carné de identidad no tiene validez, en esos pocos billetes que tenía en la cartera todavía puede verse la figura de Karl Marx, los nombres de las calles de su ciudad ya no son los mismos, ni siquiera el sistema que regirá su vida.
Robert Loehr en una escena de Berlin is in Germany
No se trata de una idea demasiado original, pero estamos ante un discreto relato costumbrista, una admirable crónica social que nos muestra la realidad actual con unos ojos ingenuos e inocentes, con esa infantil mirada de alguien que se asoma por primera vez a lo desconocido, en este caso el sistema capitalista. Berlin is in Germany nos acerca a un mundo marginal de parados y perdedores mediante una narración sin duda optimista y rebosante de humanidad. A ello contribuye el actor protagonista Robert Loehr, que desprende verdad de su mirada y sus palabras, que contagia su incertidumbre, sus alegrías y sus penas, que muestra con elegancia y emoción esa extraña sonrisa cuando su personaje se reencuentra con su mujer y su hija y que está totalmente asombrado por el nuevo mundo que le rodea. Un film que se ve bien, que cuenta con buenos momentos y cierto atractivo. Pero muchas de esas virtudes las destruye el novel Störh con un mentiroso, absurdo y artificial final que más que cargado de esperanza (lo que supuestamente se pretende) es una estúpida fábula difícil de explicar y amarga de observar. El director alemán podía haberse ahorrado esos últimos minutos totalmente prescindibles que provocan una disminución drástica de las buenas sensaciones de un largometraje incompleto pero interesante.
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