Películas de Estreno

ADIÓS TIERA FIRME
La insatisfacción como forma de vida

FICHA TÉCNICA
Título Original: Farewell home sweet home
Francia-Suiza-Italia. 1999. 117 min.
Director: Otar Iosseliani
Guión: Otar Iosseliani
Intérpretes: Nico Tarielashvili, Lily Lavina, Philippe Bas, Stéphanie Hainque, Mirabelle Kirkland, Amiran Amiranachvili, Joachim Salinger, Manu de Chauvigny, Otar Iosseliani



                  Adiós tierra firme es una película sobre la insatisfacción de cualquier tipo o condición. Sobre la búsqueda de otra vida diferente, que siempre creemos que será mejor, más grata y confortante que la que nos ha tocado vivir. La película está centrada en un joven, hijo de una ambiciosa mujer de negocios y su marido, un alcohólico que se pasa el día encerrado en casa jugueteando con la criada y el tren eléctrico. Viven en un enorme palacio, tienen los mejores coches, utilizan el helicóptero como medio de transporte a la ciudad y tienen a su disposición un amplio equipo de criados. En fin, que están forradísimos. Pero al chaval esa vida no le gusta. Su rutina diaria es bien distinta. Montado en una lancha llega a la ciudad con una mochila, unos vaqueros, unas zapatillas deportivas y bastante humildad. Trabaja limpiando cristales para una tienda de antigüedades y lavando platos en un restaurante. Sus amigos son mendigos de la calle y la gente del barrio donde habita durante el día. Sólo durante la noche su casa es un enorme palacio donde cuando llega se encuentra las fiestas de postín que organiza su madre.
                  Pero Adiós tierra firme no es una película al uso. Otar Iosseliani filma esta historia desde una perspectiva global, sin centrar demasiado la cámara en el joven protagonista. El filme se basa en imágenes, secuencias que muestran el transcurrir del barrio, las acciones de sus habitantes, la diaria rutina de ese entorno. La cámara se pasea por la ciudad grabando todo lo que en realidad ocurre, llegando hasta aquellos lugares donde reina el silencio, las infidelidades o el miedo. Se detiene en pequeños detalles (un extraño pájaro, un tren eléctrico o unos cascos en el suelo) en lugar de buscar la mirada o actitud de las personas. Intenta contar con imágenes todo lo posible dejando los diálogos como un recurso secundario y de extensión mínima. Hay veces que roza el lirismo. Otras, el surrealismo. Es una historia en la que los personajes cambian, evolucionan, no se conforman con lo que tienen y tambalean constantemente. Hay momentos en que puede aburrir, a ratos puede divertir, pero el conjunto es bastante interesante. Iosseliani prefiere no contarlo o explicarlo todo, deja esa tarea para la reflexión del espectador. Si es que aguanta hasta el final.


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