Dreams
Van Morrison |
Fine Lives Recordings from SUMO 1997 |
|
Encontré este disco hace dos años. Era una extraña mañana soleada de finales de octubre y estaba en una de las ciudades más bellas de cuantas he conocido: Estocolmo. Tras varios días de andar sin rumbo y sin descanso (siempre que el tedioso congreso de telecomunicaciones al que asistía me lo permitía... y que me perdone Sampedro por la vulgaridad de tener un congreso en Estocolmo); decía que, andando por las calles, los bosques y los canales de esa maravillosa ciudad, me metí en una pequeñísima tienda de discos que había en la Ciudad Vieja (Gamla Stad, en sueco). Sin mucha esperanza acometí con uno de los rituales que vengo haciendo desde hace años cuando visito un país extranjero: pregunté por algún disco raro de Van Morrison. Tras unos momentos de duda -de duda por mi parte, el otro como era sueco igual no dudaba, simplemente es que tras una pregunta su rutina era esperar un minuto- el hombre me respondió con un comentario que a mi me resulto irónico, pero me temo que era nada más que para dejar constancia, dijo: This could be interesting. Con el mismo escepticismo lo miré y, sin que me temblaran mucho las piernas ante lo que estaba viendo, pregunté el precio del disco que 'podría ser interesante'. El precio no lo recuerdo, pero a fe que era interesante, una gira del 97, poco antes de sacar, para mi, uno de sus mejores discos: The Healing Game. Hay pocas copias, yo tengo una numerada con el número 8 (supongo que será esa la numeración, claro que todo puede ser que yo tenga el ocho de cien mil, pero me hace ilusión). Está grabado -magníficamente grabado- en Belfast, en el Waterfront Hall y se le nota que juega en casa. Impecable, llevaba entonces la mejor banda que le ha acompañado: la voz femenina de mister Brian Kennedy; el chirrío mágico del saxofón de Pee Wee Ellis; el duro y marcial bajo de Nicky Scott y la dirección del maestro de ceremonias Georgie Fame (sólo Van Morrison puede tener a este monstruo en su banda y no ponerlo en letras más grandes que la suya). Coincidía que aquella tarde volvía a casa, y 'coincidía' que la SAS retrasó el vuelo sus cuatro horas de rigor (en el tema de la puntualidad las líneas aéreas no entienden de patrias). Recuerdo que nada más sentarme en la terraza del aeropuerto puse el disco y las cuatro horas se me pasaron en un absoluto suspiro. Miraba el claro del bosque por donde aterrizaban los aviones y oía historias que me decían: "Cuando nadie me pisoteé los sueños, habrá días así / Cuando la gente entienda lo que quiero decir, habrá días así / Cuando no necesites una respuesta, habrá días así / Cuando nadie tenga prisa... / Cuando no necesites preocuparte... Mi madre me dijo que habrá días así". Esos días los habrá siempre que escuchemos algo como yo escuché aquel día este disco. Sólo hay un 'pero' en el disco. Tras 50 minutos de magia, y me temo que para rellenar, el tal Sumo que lo grabó, metió de rondón una pésima grabación hecha en Oslo en el 94, en la que sólo reconozco a Georgie Fame, el resto de lo que suena podía ser tanto Van Morrison como El Chaval de la Peca. Nada que objetar, el CD siempre se puede acabar con el buen sabor de boca que dejan los últimos acordes de Burning Ground. |