Henri Salvador |
Virgin, 2002 |
Henri Salvador nació en la Guayana Francesa en
1917. De padre español y madre caribeña, se instaló en París con su familia
siendo aún un niño. Henri decidió bien pronto hacer novillos en la escuela, y
se convirtió enseguida en un titi parisino que pasaba prácticamente todo el día en la
calle. Aquel París de los años 20-30 que él conoció lo convirtió en un
magnífico observador de los tipos característicos de la capital francesa.
Siendo sólo un adolescente consiguió su primer trabajo como músico tocando
diversos instrumentos (batería, clarinete y trompeta) en un restaurante
chino, y comenzó a apasionarse por el cine y el circo. Poco después conoce la
música de Louis Armstrong y de Ellington,
aprende a tocar la guitarra y participa en la creación de un cuarteto de
jazz. Tras la segunda guerra mundial, Ray Ventura
lo “ficha” como estrella de su orquesta, cuyas giras americanas
le facilitan conocer el nuevo continente.
Los años 50 son sus primeros años de gran éxito mundial: escribe operetas; es
estrella en el Bobino, l’Alhambra y
L’Etoile; interpreta algunos papeles cinematográficos; Ed Sullivan lo ficha para su
show en la televisión estadounidense; colabora en la televisión italiana
durante doce semanas; edita un disco tras otro. En los 60 se convierte en el
maestro indiscutible del género de variedades, y edita una magnífica
recopilación consagrada al gran Boris Vian. En los
70 da un giro a su carrera: produce seis álbumes para los niños, y recibe el
premio de la Academia Charles Cros por su canción
“Les Aristochats”, incluida en la banda
sonora de la película de la Disney del mismo
título. Tras unos años de poca actividad compositora, regresa en 1982 a la
escena, con un magnífico espectáculo en La Porte de Pantin,
y en 1988 es proclamado Caballero de la Legión de Honor. Siguen años de
premios, actividades diversas, reconocimiento generalizado... Hasta la
edición en 2002 de este espléndido disco que os recomiendo vivamente, Chambre avec vue, en el que quedan bien patentes todas las
cualidades de este gran músico y hombre de espectáculo. En este néctar
musical Salvador comprime todo su aprendizaje, toda su carrera: lo mejor que
es capaz de componer e interpretar. Es un resumen excelente de toda una vida
dedicada a la mejor música, que fue premiado como se merecía: fue disco de
diamante en Francia. En el disco
colabora el tándem Keren Ann / Benjamin Biolay: dos jóvenes compositores inspiradísimos y poco
conocidos hasta entonces. La combinación entre el talento consagrado y el
talento por consagrar da unos resultados difíciles de imaginar: qué músicas
tan inspiradas, qué letras tan evocadoras. Las canciones compuestas por Ann y Biolay armonizan
perfectamente, sin embargo, con otros títulos también incluidos en el álbum,
y que fueron compuestas 40 años antes por otros autores, como Paul Misraki. La deliciosa y
bien modulada voz de Salvador hace el resto, y también la fusión de estilos
en los arreglos: encontraréis influencias musicales tan variopintas como el
propio maestro Henri (jazz-cool, hot jazz, swing, bossa nova, folk, etc.). Dice el
propio interesado, Henri Salvador, que éste es “el más bello disco de
mi vida”. Y ciertamente, también es uno de los más bellos discos de la
mía. –Belén Martos |
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