David Antony Clark |
White
Cloud, 2004 Resistencia, Madrid, 2004 |
El folleto promocional dice: «David
Anthony Clark nació en Dunedin, al sur de Nueva Zelanda, y pasó la mayor
parte de sus años jóvenes siguiendo una dieta musical a base de folk
británico y rock. A los quince años comenzó a tocar regularmente en bandas
como guitarrista acústico y contrabajista, viajando hasta las zonas remotas
del país. La
mayor parte de la tercera década de la vida de David transcurrió en Europa,
particularmente en Irlanda, Francia, Alemania y Austria donde enseñó inglés y
guitarra y comenzó a estudiar astrología. Un largo periodo de viajes por el
sendero hippy le llevó a entrar en contacto con muchas de las culturas del
Oriente Medio y el subcontinente indio al que ha vuelto en varias ocasiones. Sus
grandes aficiones, la música, los viajes y la tecnología, se mezclaron cuando
conoció a Jon Mark, antiguo miembro de la Mark Almond Band, y su compañera
Thelma Buchell, quienes le invitaron a formar parte de su sello White Cloud.
Ello dio como resultado cuatro discos, una colaboración con Jon Mark y planes
para futuros trabajos. Durante
los noventa David ha continuado viajando por el mundo en busca de
experiencias musicales y culturales. Ha explorado el Pacífico, el Extremo
Oriente y el continente americano y su mayor fuente de inspiración la extrae
de belleza natural de la tierra. Sigue viajando a menudo para grabar los
sonidos de ambientes y culturas para futuras generaciones. David
vive ahora en Wellington (Nueva Zelanda) donde él y su socio Radha Sahar,
artista de White Cloud, dirigen UCA Recording, un estudio de producción y masterización
digital especializado en recursos educativos. También colabora con Jon Mark
como técnico de sonido y mezclas de White Cloud. Lo
que más ambiciona David es viajar, pasar más tiempo en Europa y los Estados
Unidos promocionando su trabajo y llegando cada más lejos con su música
instrumental contemporánea. Su
fascinación por la música y la historia antigua de las culturas indígenas
vuelve a ponerse de manifiesto en Sacred
Sites. En esta ocasión su inspiración musical se ha nutrido de la belleza
intemporal y la magia de varios de los lugares más sagrados de la tierra, conduciéndonos
hasta lugares recónditos del mundo: Nueva Zelanda, Himalaya, Palmira, Escocia
y hasta sus antepasados irlandeses, haciendo uso de diversos lenguajes e
instrumentos étnicos que funde magistralmente con extraordinarios sonidos
inventados. Los evocadores panoramas sonoros representan así la culminación
de su ingeniosa mezcla de instrumentación étnica, sonidos ambientales y
ritmos modernos.» Lo único que yo puedo añadir es que en
los últimos diez días lo he escuchado no menos de cien veces. Es una
preciosidad. Lo hago sonar de fondo y sigo trabajando.
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