Ten New Songs
Leonard Cohen

Sony Music, 2001
Columbia 501202 2

 


Él sostiene que este disco es suyo sólo en muy pequeña medida; que es Sharon Robinson la que lo hace casi todo. Y es verdad que Robinson ha compuesto buena parte de la música, ha hecho los arreglos y ha producido el disco, y que es ella la que lleva la mayor parte del tiempo la voz cantante. «No se puede decir ni siquiera que yo le haga los coros. Los coros también los hace ella», bromea Cohen.

Pero no nos dejemos engañar: es Cohen en estado puro. Sencillamente, Robinson –ahí, en la foto, con él– le tiene tomada la medida y se sabe sus gustos y sus trucos. Se los sabe desde hace años: ya en el anterior disco del canadiense, The Future, un par de las composiciones eran suyas.

Durante nueve años, Cohen, encerrado en un convento budista en el Monte Blady, entregado al duro trabajo de reconciliarse con su edad y consigo mismo, escribió un buen puñado de textos. Sharon ha seleccionado diez y, mano a mano con él, los ha musicado. Una parte de la crítica ha dicho que el producto no aporta nada que no supiéramos ya. Bueno. Cohen sigue siendo el mismo Cohen de siempre, sin duda, y sigue emitiendo el mismo «zumbido monótono», según él mismo ha comentado más de una vez en broma. Pero los textos destilan nuevas melancolías y un novedoso y agradable sentimiento de paz interior. «Después de todos estos años de actividad espiritual», le he leído en una reciente entrevista, «la gran revelación que tuve en el Monte Blady, y que me produjo una gran alegría, es que no tengo la más mínima aptitud para la vida espiritual. Una vez aceptado eso, he podido regresar sin problemas y retomar mi trabajo normal».

A fuer de sincero, he de reconocer que me esperaba que su voz estuviera mucho peor. A mí me ha parecido que suena más o menos como hace diez años. Tal vez porque ha vuelto a fumar.

 

 

 

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       Página de Javier Ortiz