5 MINUTOS DE APLAUSOS A LA PELICULA DE
MEDEM |
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Dura, honesta, necesaria y plural |
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CARLOS BOYERO Los cuatro enterados, incluida una ministra de Cultura
que también hablaba de oídas anatemizando un hecho previsiblemente cultural,
después de rasgarse las vestiduras, trataron de imponer la odiosa censura de
esta película al festival de San Sebastián y estrangular a tan peligrosa
criatura antes de que pudiéramos asistir a su bautizo y decidir con nuestros
propios ojos y sentidos si era guapa, fea o normal, si tenía rasgos demoníacos
o angelicales. El linchamiento
del provocador de tanto anticipado ruido no se ha producido afortunadamente,
y, en cambio, casi todos los testigos de su delictiva obra en las dos
proyecciones matinales se han partido entusiásticamente las manos en una torrencial
ovación en la que se aplaudía algo más que una película. Se homenajeaba la
actitud moral del creador, su compromiso y su valentía al tratar un tema que
nos tiene ancestralmente amargadas a todas las personas decentes de este país
tan raro llamado España. Nadie va a convencerme de que todos los que
abarrotaban la sala y manifestaban su respeto, su gratitud o su admiración al
final de la proyección eran comandos de ETA, arrogantes portadores de RH
negativo, irredentos e implacables batasunos, adoradores de la serpiente y el
hacha.Aplaudían los nativos y los foráneos, los sociatas y los nacionalistas,
los pacifistas y los radicales. Es perceptible que
La pelota vasca cojea involuntariamente porque faltan los testimonios de los
militantes del PP o de personajes imprescindibles como Fernando Savater, que
Medem puede pasarse de atavismos y simbología, que el tratamiento que da a la
matanza de Gernika no viene demasiado a cuento, que su montaje puede ser a
ratos discutible o retorcido, que es imposible hablar de todos los muertos
pero que resulta un poco frívolo el olvido de un asesinato tan trascendente y
conmocionante para todo cristo como fue el de Miguel Angel Blanco, pero todos
los que aparecen cuentan lo que quieren contar y no son manipulados. El creador
de este universo coral apuesta con el cerebro y con el corazón por el
diálogo, la negociación, la necesidad de llegar a entenderse y encontrar una
puta solución al trágico, enquistado y eterno problema sin el repugnante
protagonismo de los balazos, las bombas y la tortura. Y su documento tiene
fuerza y sensibilidad, ética y estética, hondura y complejidad. Si yo hubiera
sufrido directamente en mi carne o en la de mi gente más cercana la barbarie
etarra o el legitimado terrorismo de Estado, si mi vida estuviera
permanentemente amenazada y tuviera que pasar mis días y mis noches en
compañía de guardaespaldas, es más que probable que sintiera grima ante
conceptos como pacto y diálogo, que lo único que anhelara fuera ese
sentimiento tan humano de la venganza y del diente por diente. Pero a mí me
emociona que existan víctimas que no piensan como yo, que apelan a la
racionalidad para encontrar la salida del infierno, que apuestan por la
construcción en vez de la destrucción, que a pesar de todo han desterrado el
odio. El conmovedor
discurso de Eduardo Madina, un chaval al que ETA le arrancó su preciada e
insustituible pierna, tiene cierto aroma franciscano pero también derrocha
comprensión, utilización de la inteligencia en vez de la visceralidad. Y
claro que es real y legítimamente mostrable el sufrimiento de las familias de
los asesinos que están en la cárcel. Y por supuesto que es creíble la
descripción que hace una mujer de las impunes, legalizadas e intolerables
torturas que sufrió. Y es mezquino acusar a Medem de tendencioso, mentiroso o
panfletario por ofrecer la imagen y la palabra a esa gente dolorida. Y tengo
diáfano que ETA es monstruosa, pero también sospecho que cualquier Estado
puede ejercer su ilimitado poder con metodologías infames y refugiándose en
la coartada de la defensa del bien común. La pelota vasca
ofrece pocos motivos de risa pero no puedo evitar una mueca de sarcasmo ante
la involuntariamente surrealista y cochambrosamente lírica afirmación del
siniestro Otegi de que Euskadi desaparecerá el día que los vascos coman
hamburguesas, hablen inglés y jueguen con el ordenador en vez de mirar a los
montes de la patria. Por el contrario, el lúcido y brillante Bernardo Atxaga
confía en el futuro protagonismo de la ciudad vasca y que el pueblo vasco se
vea relegado a un papel secundario.El alarde de morro y de cinismo que hace
Felipe González afirmando que el GAL no se montó desde el terrorismo de
Estado, ya que el Estado tiene capacidad, si se lo propone, para acabar
definitivamente con los criminales, tampoco tiene desperdicio. La pelota
vasca te hace sentir, pero sobre todo, pensar. Medem puede dormir con la
conciencia tranquila. Es una película contra el imperio de la muerte y de la
oscuridad. El rugido de los torquemadas era más que previsible. Me alegro si
el escándalo va a ayudar a que los espectadores aumenten. Y que juzguen ellos
mismos, que no se la cuenten los censores. (El Mundo, 22
de septiembre de 2003) |