[Del 17 al 23 de junio de 2005]
n
Hubo sorpresa
(Jueves
23 de junio de 2005)
No desbarré
demasiado en mi comentario de ayer: efectivamente, hubo sorpresa en el
Parlamento de Vitoria. Cuando lo escribí sólo sabía lo que dije: que Madrazo se
había mostrado un tanto enigmático al respecto y que había algunas razones que
avalaban la posibilidad de sorpresa. Poco después, y ya en sede parlamentaria,
tuve otra información significativa. Aitzane Ezenarro, la parlamentaria de
Aralar –a la que, en mi tan persistente como antológico despiste, no había
identificado hasta ese momento como la integrante de Elkarri
que me hizo una larga entrevista para su revista en octubre de 2001–, parecía
encarar la sesión con un ánimo no demasiado alegre, por así decirlo. Algunos
sospechamos que podía deberse a que supiera algo que le hacía concluir que su
voto no iba a tener el peso decisivo que en general se le predecía. La sospecha
no tardó en tomar forma: ¿y si se estuviera preparando una reedición de la táctica navideña de la izquierda
abertzale, repetición de cuando a fin de año el grupo parlamentario de Otegi
dividió sus votos para hacer que el plan
Ibarretxe siguiera adelante?
A las 5 de la
tarde pudimos comprobar que era eso, en efecto, lo que había estado fraguando.
Luego ya, a
toro pasado, todos pudimos recopilar más datos que apuntaban en la misma
dirección: el hecho de que la presidenta del Parlamento hubiera dado
instrucciones para que en la Casa de Juntas de Gernika estuviera todo dispuesto
este sábado próximo para una eventual ceremonia de jura del cargo de
lehendakari –aunque para mí que estaba obligada a hacerlo–, la constatación de
que Ibarretxe no había prestado a Aralar la atención previa que habría estado
obligado a concederle, si su voto le hubiera sido imprescindible...
De no
producirse más sorpresas (he retrasado la confección de este apunte para otear el panorama de última
hora) lo que va a resultar es lo siguiente: una reedición del Gobierno
tripartito, debilitado no sólo por su menor fuerza parlamentaria, sino también
por los rifirrafes que ha habido entre sus componentes; un grupo de Ezker
Abertzaleak (o sea, de EHAK) que depende del campo libre que le deje ETA para reforzarse
política y electoralmente gracias a su acción parlamentaria; Aralar, que
depende de lo mismo pero al revés (tanto más juego tenga EHAK, tanto más se
diluirá su presencia); un PSE-PSOE que sabe que no quiere seguir haciendo lo
que venía haciendo pero que no sabe lo que quiere hacer, y, en fin, un PP
dispuesto a adueñarse del campo electoral del nacionalismo español a
machamartillo (que lo hay en Euskadi, y con arraigo).
Ibarretxe, en
una actitud muy suya, dispuesto a hacer de la necesidad virtud, definió este
panorama como «ilusionante». Estoy dispuesto a concederle, todo lo más, que en
comparación con algún tiempo pasado –por ejemplo, cuando ETA rompió la tregua y
el tándem Mayor Oreja-Redondo Terreros alcanzó su máximo esplendor–, éste de
ahora tiene su ventajas. Pero sigo viendo que la obra de la pacificación y la
normalización de Euskadi les queda muy grande a la
mayoría de los actores encargados de representarla. Hay demasiada mediocridad
–a veces incluso clamorosa–, demasiada pijotería y demasiado resquemor
acumulado. Ojalá me equivoque.
[Ver los Apuntes anteriores – Ir a la página de inicio ]
n
¿Puede haber
sorpresas?
(Miércoles
22 de junio de 2005)
Veo amanecer en
Vitoria mientras me preparo para acudir al pleno del Parlamento Vasco en el que
va a debatirse la candidatura de Ibarretxe a lehendakari.
Casi todo el
mundo augura que la mañana va a pasar entre discursos de rutina y que nos
iremos de vacío.
Me ha
sorprendido Javier Madrazo. Dice que puede haber sorpresas. Por lo que he
creído entenderle, parte de la convicción de que ni al PSOE ni a EHAK les
interesa crear una situación que conduzca a una convocatoria pronta de nuevas
elecciones, lo que va a obligarlos a propiciar de un modo o de otro la
designación de Ibarretxe.
Su conclusión,
aunque no lo diga tan crudamente, es que, si eso es lo que finalmente van a
respaldar, ambos están interesados en aparecer públicamente como los (o las)
que lo han provocado, para que todo el mundo crea que Ibarretxe les debe
mostrar agradecimiento. En tal caso, EHAK debería actuar antes de que Patxi
López retire su candidatura, lo que podría hacer mañana mismo.
No digo ni que
no ni que sí. No sé. Me vendría bien, por el aquel de no haber hecho el viaje
en balde. Pero ya me hago cargo que los partidos políticos no deciden sus
tácticas pensando en mis conveniencias de viajero quejica.
[Ver los Apuntes anteriores – Ir a la página de inicio ]
n
Los analistas siempre
se salvan
(Martes
21 de junio de 2005)
Mucho se ha
dicho, y muy severo, sobre la actividad de las empresas demoscópicas que el
pasado domingo, a las 8 de la tarde, se equivocaron a pie de urna vaticinando con unánime torpeza los resultados de las
elecciones autonómicas de Galicia.
Ya sabemos que
no tiene nada de especial errar a la hora de hacer predicciones, sean del
género que sean, pero resulta bastante sospechoso que varias conspicuas
empresas del ramo incurran una y otra vez en idénticos errores sobre los mismos
asuntos. Recuerdan demasiado a los alumnos que sueltan la misma pata de banco
en el mismo examen escrito, en respuesta a la misma pregunta. El tribunal no
tiene más remedio que deducir que han bebido todos en la misma fuente
envenenada.
Copiar está
feo, pero cabe justificarlo –así sea un poco– si quien copia es un atribulado
joven que, además, no sólo no ha cobrado, sino que ha pagado por sufrir el
examen. Pero copiar mal, y encima cobrando, para mí que tiene difícil perdón,
de Dios y de los hombres.
Pero no
quisiera particularizar demasiado. Admito que también tienen su aquel los
comentaristas políticos que asumen durante las noches electorales el encargo de
explicar a la audiencia –o a la videncia– las noticias que le van llegando.
Considero ese otro trance con doble dosis de deprimido abatimiento, toda vez
que se trata de una tarea que yo mismo he ejercido en varias ocasiones,
asumiendo la obligación de deambular cada diez minutos por la cuerda floja del
peor de los ridículos.
Cuando me he
visto en ésas, siempre me he rendido admirado ante el oficio de los
comentaristas todo terreno que, si
oyen que a Tal parece que le está yendo mucho mejor de lo que se anunciaba,
aseveran sin parpadear, adornándose con toda una batería de datos, que eso era
perfectamente previsible, porque Tal es mucho Tal; pero que, si un cuarto de
hora después, escrutado otro 10% de los votos emitidos, se constata que Tal
está perdiendo posibilidades a ojos vista, son capaces de exhibir las mil y una
razones por las que Tal, reliquia del pasado, estaba condenado a hundirse en la
miseria y dejar de una vez el sillón a Cual, como ellos ya habían pronosticado
muchas veces.
Me recuerdan a
los comentaristas futbolísticos que están preparados para elevar a los cielos o
arrojar a los infiernos al delantero, al portero o al entrenador que sea, según
lo que suceda en el minuto 96 del partido, ¿Que el balón da cuatro rebotes
raros, tropieza en una pierna azarosa y se introduce en la portería? Nos
relatan con gran detalle cómo eso es resultado de toda una trayectoria
milimétricamente planificada, astuta donde las haya, impecable, ejemplar. ¿Que
tras el rebote final el baloncito de las narices sale por la línea que delimita
el terreno de juego y no hay tu tía? Si ya lo habían dicho ellos: ese delantero
«no tiene gol», deja que los defensores «le encimen» (sic!) y está ahí tan sólo porque el entrenador del equipo no tiene
lo que hay que tener.
Un rebote aquí
o allá –8.000 votos de más o de menos– y
el tipo de preclaro cerebro se convierte en un
perfecto zote, o el mediocre irredento se vuelve genio imprescindible.
¿Ridículo? Sí,
por supuesto. Pero sólo en parte. Porque ya se sabe que son los resultados los
que cuentan. Y si logras el campeonato –o si te haces con el Gobierno– a nadie
le importa que tus méritos estén más o menos acreditados. Y si no, pues lo
mismo.
[Ver los Apuntes anteriores – Ir a la página de inicio ]
n
El chollo en el aire
(Lunes
20 de junio de 2005)
Hace algo más
de un mes, Suso Vega, diputado del
BNG con el que tengo relación de amistad y buena sintonía política desde hace
algo así como 30 años, me telefoneó para confirmarme algo que ya daba por
supuesto: que habían decidido aplazar unas conferencias que querían que yo
dictara por aquellas tierras. No estaban para charlas genéricas sobre los
medios de comunicación, en medio del fregado electoral que se les venía encima.
Remitidas las
conferencias para tiempos venideros, aproveché la llamada para pedirle a Suso
que me hiciera un rápido pronóstico electoral. Contestó con la modestia y la
prudencia que le son proverbiales, pero no pude dejar de recordar ayer aquella
conversación porque lo sucedido finalmente en las urnas se ha atenido casi
milimétricamente a sus predicciones. Me dijo: «Doy por hecho que subirá el
PSdG, porque se beneficiará del efecto
Zapatero y del peso que le confiere ser el representante privilegiado del
Gobierno central; bajará el PP, aunque no creo que tanto como algunos le
auguran, y bajará el Bloque, porque en las anteriores elecciones rentabilizamos
el pésimo momento por el que atravesaban los socialistas, y eso ha cambiado». «¿Quién ganará, entonces?», le pregunté. «Si lo que quieres
saber es si puede perder Fraga, la
respuesta es sí. Puede perder. Pero
no des por hecho que va a perder, ni mucho menos. Para mí que estará en un
pañuelo». Y añadió, profético: «No me extrañaría que el voto de la emigración
americana acabe teniendo una importancia decisiva».
Sin el menor
ánimo de disimular mi ignorancia, retomé el interrogatorio: «¿Y
que cabe esperar del voto de la emigración? ¿Es favorable al PP?». La respuesta
de Suso es digna de ser retenida, a la vista de la perspicacia que acreditó
hasta ese punto: «Oscila entre el PP y el PSOE, según los casos. Esta vez el
PSOE puede beneficiarse de que es el partido que manda en Madrid y, en
consecuencia, también en las embajadas, en los consulados y demás delegaciones
oficiales de España en América Latina. A quien no beneficia en nada, eso tenlo
por seguro, es al Bloque. En las elecciones europeas, el PSOE logró muy buenos
resultados en el voto procedente del otro lado del Atlántico. En las anteriores
autonómicas, en cambio, con Aznar gobernando en Madrid y Fraga en Galicia, fue
el PP el que se llevó el gato al agua. Vete a saber. En todo caso, lo que sí
está demostrado es que ese tipo de voto por correo es manipulable.»
Como Suso no
sabía hasta qué punto el voto de la emigración podría llegar a ser clave en
estas elecciones, no entró en mayores detalles. Tampoco yo se lo pedí, entre
otras cosas porque iba conduciendo y, aunque usaba el ya tan famoso bluetooth, la señal telefónica era
tirando a mala.
Ahora resulta
que el único escaño que podría cambiar de signo es uno de los de Pontevedra,
donde el PSOE ha aventajado al PP en 8.160 votos. Ignoro que análisis hará Suso Vega de lo que
puede suceder de hoy en siete con ese escaño, pero me da, siguiendo su hilo
conductor, que lo más probable es que lo conserve el PSdG. Lo que tendrá como
resultado la victoria electoral de los socialistas y el Bloque, con Pérez
Touriño como candidato a presidente de la Xunta.
Lo cual podrá
suceder por un solo escaño, o por unos pocos cientos de votos, pero, si sucede,
cambiará muchas cosas. En la política general y en la gallega en particular.
Porque a los clientes y deudos del PP les dará igual haberse quedado sin chollo
por unos cientos de votos o por muchos miles.
Lo único que les importará es haberse quedado sin chollo. Y tenerse que
buscar otro, o el mismo pero con diferente patrón.
[Ver los Apuntes anteriores – Ir a la página de inicio ]
n
El «gesto» de ETA
(Domingo
19 de junio de 2005)
Considerado en
sí mismo, sin tener en cuenta otras circunstancias, el comunicado que ETA ha
hecho público hoy, en el que anuncia su decisión de no atentar contra electos
españoles tampoco sería como para echar cohetes. No sólo se refiere a un
aspecto parcial de su detestable actividad, sino que incluso, en ese terreno
limitado, su anuncio presenta lagunas importantes, no sé hasta qué punto
deliberadas: dice que no va a atentar contra políticos españoles electos, pero
no dice si se trata de una decisión irreversible; no precisa si, en el caso de
que algún día decida volver a esas andadas, avisará previamente de ello; no
aclara si descarta cometer atentados contra gente del PP o del PSOE por motivos
distintos de su militancia partidista (por negarse a pagar el impuesto revolucionario, por ejemplo);
no especifica si se reserva el derecho a atentar contra militantes del PP o del
PSOE que no hayan resultado electos en ninguna votación... En resumen: lo que
ETA ha escrito en ese comunicado es tan ambiguo que podría hacer cualquier día
lo que le diera la gana y sostener que no ha incumplido los términos exactos de
su compromiso.
Eso, ya digo,
sin contar con que no hay en su proclama ninguna mención al cese de otro género
de atentados contra personas o a la colocación de artefactos que estallan en
cualquier parte y que el día menos pensado pueden llevarse por delante a
cualquier viandante. (No se me quita de la cabeza la imagen de esos chavales de
Zarautz que estuvieron hace unas cuantas semanas jugando durante un buen rato
con una bomba, inconscientes de lo que tenían entre manos. De haberles
estallado, la escabechina habría sido fina.)
Hay, por lo
tanto, sobrados motivos para afirmar que el anuncio de ETA, considerado en sí
mismo –insisto–, resulta demasiado limitado, inconcreto y reservón. Que es, de
hecho, un compromiso que apenas compromete a nada.
Pero es
interesante que se haya creído en la obligación de hacerlo. Es digno de mención
que lo haya hecho público apenas tres días después de que el mundillo político vasco y el Gobierno
central recibieran con llamativas pruebas de decepción otro comunicado suyo, en
el que se largaba un extenso y muy solemne rollo sin entrar en ninguna harina.
Se ha dado cuenta de que no puede pasarse el tiempo soltando esa cursilada de
que es a Rodríguez Zapatero a quien le corresponde «mover ficha» y que, si
quiere pintar algo positivo en el próximo futuro, ha de asumir la abrumadora
voluntad de paz de la población de Euskadi.
n
No estoy tan
seguro, en cambio, de que su gesto esté dirigido también al pleno que el
Parlamento de Vitoria celebrará el miércoles y en el que se pondrá a prueba la
candidatura de Juan José Ibarretxe a lehendakari.
Algunos
observadores muestran su asombro cuando ven que sectores importantes de la
izquierda abertzale –y del nacionalismo vasco moderado, pero ésa es, al menos
en parte, otra historia– parecen más interesados en entenderse con Zapatero que
con Ibarretxe y su renqueante tripartito.
Eso demuestra la
escasa memoria de los tales observadores. Porque siempre ha sido así. Ya hace
más de tres lustros de las conversaciones de Argel, en las que la izquierda
abertzale se negó a que hubiera –así fuera como mero observador exterior, sin
voz ni voto– ningún representante del partido mayoritario de Euskadi. Su idea
del proceso siempre ha apuntado por
esa vía: buscar un acuerdo entre la izquierda abertzale y los políticos
españoles más sensatos, prescindiendo
de la representación política mayoritaria de la sociedad vasca. (Curiosa idea de sensatez la suya, por cierto: entonces querían pactar con los
creadores de los GAL; ahora con los especialistas en perseguirlos
judicialmente.)
[Ver los Apuntes anteriores – Ir a la página de inicio ]
n
El rapto de Europa
(Sábado
18 de junio de 2005)
Me hacen gracia
los paralelismos que pueden establecerse entre la leyenda mitológica del rapto de Europa y los problemas por los
que atraviesa hoy en día –hoy, 18 de junio de 2005, muy especialmente– la Unión
Europea. Pero, quede tranquilo el ánimo de ustedes, que no es mi intención
importunarlo ni castigarlo con las ideas perversas que se me ocurren al
respecto. Me limitaré a reproducir el mito tal como aparece contado en la obra Mitología griega y romana, muy
reconocida y galardonada en su tiempo, salida de la pluma de un erudito francés
llamado Jean Humbert. La vigésimo cuarta edición del libro fue traducida al
castellano por B. B. O. (sic) y
publicada en Barcelona por Gustavo Gili en 1928. La tal versión me acompaña no
desde esa fecha –algo temprana incluso para mí–, pero sí desde que llegué a la
edad en la que hubiera debido alcanzar el uso de la razón.
La amable
lectora y el no menos amable lector sabrán trazar las jocosas similitudes que
se les ocurran. Pídoles, eso sí, que tengan en cuenta que el significado de la
palabra «rapto» ha variado en los
últimos años, gracias a una de las muchas intervenciones creativas en las que
ocupan su tiempo los académicos españoles de la lengua. Hasta hace cosa de
nada, se reservaba el término «rapto» para referirse al secuestro de una mujer
por un hombre, efectuado por motivos y con propósitos sexuales. Gracias a
nuestros académicos, siempre dispuestos a empobrecer el idioma y a restarle
precisión para modelarlo a su imagen y semejanza, ahora la palabra «rapto» es
sinónima de «secuestro», con lo que el sexo deja su lugar al dinero del rescate
(lo que está lejos de resultar inconveniente para la historia que nos ocupa).
En fin, que les
dejo a ustedes en compañía de la prosa de monsieur
Humbert, con sus arcaísmos adecuadamente respetados en la versión
castellana.
Ǥ 3. Europa
»EUROPA, hija del rey de Fenicia Agenor y hermana de Cadmo, era de una
belleza deslumbrante. Vióla Júpiter y decidió raptarla. Pero, para conseguir
mejor su objeto, se transformó en toro y fué a apacentarse en una pradera que
se extendía junto al mar, donde Europa se divertía jugando con sus compañeras.
Muy pronto su porte dulce y atractivo, su gracia y su tierno mugido, atrajeron
las miradas de las doncellas fenicias, y acercándose Europa al manso animal,
coloca guirnaldas en su frente, ofrécele hierbas floridas, acaricia dulcemente
con su blanca mano su cuello y al fin se atreve a sentarse sobre sus espaldas.
Sus compañeras iban a seguir su ejemplo, pero el pérfido toro no les dió tiempo
para ello: escápase a todo correr en dirección al mar y se lanza al agua.
Europa prorrumpe en gritos de espanto, tiende sus brazos hacia la ribera,
tórnase pálida y se estremece al ver cómo las olas se abren a su paso y los
monstruos marinos saltan a su lado.
»Ocupada hasta entonces en coger flores y tejer alegremente coronas
para las ninfas, ahora y en la inmensidad de la noche no divisaba sino
estrellas y aguas infinitas. Tan pronto como hubo tocado tierra firme en las
costas de Creta, traspasada de dolor, exclamó: “¡Oh, padre mío, oh hermanos y amigas
mías con quienes yo he pasado tantos días felices! ¿Dónde me encuentro? ¿Adónde
voy? ¿Es todo esto una pesadilla que me atormenta...? ¡Haber dejado mi patria y
mis dioses penates; haber osado traspasar la vasta llanura del mar...! ¡Ah, si
pudiese librarme de este monstruo execrable! ¡El furor de que me siento poseída
me daría fuerzas para reducirlo a pedazos, para romper los cuernos de este buey
que hace poco tanta admiración me causaba! ¡Desgraciada! ¿Qué esperas para
arrancarte la vida? Con este cinto que aun te queda puedes poner fin a tu
suerte fatal, colgándote de esta encina; a no ser que prefieras, como esclava
vil, tejer con tus reales manos la suerte que una extranjera se gozará en
imponerte.”
»Tales eran sus lamentos. Venus la escuchaba con un malicioso sonrís y
a su lado también su hijo esgrimiendo su arco lacio. Cuando la diosa se hubo
saciado gozándose en este bárbaro placer, le dijo: “Modera ese furor, si el
toro viene a ponerse en tus manos para que puedas romper sus cuernos. ¿Tal vez
ignoras que eres esposa de Júpiter? Apaga tu llanto y aprende a hacerte digna
de la elevada suerte a que estás llamada. De hoy en adelante una parte del
universo llevará tu nombre”.»
Jueguen ustedes a imaginar quiénes pueden
ser los fenicios de nuestro tiempo, quién se disfraza de bello toro para
ocultar sus aviesos propósitos... y qué Europa es ésa que tanto se lamenta de
haberse dejado seducir por una mala bestia.
[Ver
los Apuntes
anteriores –
Ir a la página de inicio ]
n
No con mi dinero
(Viernes
17 de junio de 2005)
Los obispos de
la Iglesia Católica española convocan a los ciudadanos a manifestarse mañana en
defensa de la familia y el matrimonio.
¿De qué
familia? ¿De qué matrimonio?
Resulta al
menos chocante que sean los integrantes de un colectivo que tiene entre sus
normas de obligado cumplimiento las dos más opuestas a las causas invocadas –se
han prohibido casarse y fundar sus propias familias– los que se erijan en
defensores dogmáticos de una de las formas de matrimonio y familia, negando a
todas las demás su derecho a la vida.
Es en verdad
chocante su comportamiento, habida cuenta de que saben muy bien que la Historia
–no sólo la Historia en general, sino incluso la Historia de su propia
religión– registra la existencia de tipos de familia y de matrimonio
muy diversos. Todos ellos manejan asiduamente el Antiguo Testamento, cuyos libros
dan por sagrados desde Pablo de Tarso: esas escrituras aportan noticia de muy
santos y venerados varones que practicaron la poligamia con gran entrega y aún
mayor eficacia procreadora. ¿Irá la convocatoria de mañana también contra
ellos?
Me parecería
extraño el entusiasmo de los obispos españoles por causas tan ajenas a sus
personales prácticas así tuvieran la costumbre de animar cada dos por tres a la
ciudadanía a salir a la calle para dejar airada constancia de sus desacuerdos.
Pero qué va. Jamás han llamado a manifestarse, por ejemplo, para que el Estado
cumpla con su compromiso de dedicar el 0,7% del PIB a la ayuda a los países
empobrecidos. No recuerdo yo que hayan convocado tampoco ninguna marcha contra
los dictadores genocidas del Cono Sur (antes al contrario, podría decirse).
Menos aún que suscribieran llamamientos para manifestarse contra la dictadura
de Franco (cierto es que hubieran tenido problemas para correr delante de la
Policía y sostener a la vez el palio con el que protegían al Generalísimo y sus
secuaces).
Me pregunto si la finalidad de esta convocatoria será
la de dejar constancia de que, en criterio de los señores obispos, pintan más
varios cientos de miles de manifestantes que bastantes millones de votantes.
Todo puede ser. Recuérdese que tuvieron un feligrés muy devoto –«caído por Dios
y por España», según dejaron escrito en los pórticos de miles de iglesias
celtibéricas–, que sostenía que lo mejor que puede hacerse con las urnas es
romperlas.
Sea como sea, lo que más me joroba de las actividades
políticas del Obispado español, incluido su machacón agit-prop mediático, es que se financien, en todo o en parte, a
costa del erario, o sea, con el dinero de todos. Y que el Estado las catalogue
como «actividades sociales».
Cada año nos pregunta si queremos dar nuestros euros
impositivos a los asuntos del clero o a «otras actividades sociales». ¿Otras?
¿Qué pasa, que las de la jerarquía católica lo son? A fe que no.
Post data de contenido
intensamente ideológico-político – El taxista que me pasea de recado en recado por
la capital del Reyno me pregunta, desolado ante la visión de tanta obra
pública: «¿Qué cree usted? ¿Será Madrid sede de los
Juegos Olímpicos del 2012?». Le respondo: «Supongo que preferirán París». «¿Por qué?», se sorprende. «Porque España tuvo ya los Juegos
de 1992. Están muy cercanos», contesto. «Ah, bueno, sí... ¡Pero eso fue en
Barcelona!», exclama con una sonrisa enorme. Sonrío yo también y le apostillo: «Sí, ya entiendo por dónde
va. Pero tenga usted en cuenta que los del COI no son separatistas españoles».
Guardó silencio durante el resto del recorrido. No
me pareció que estuviera ofendido. Sólo pensativo.
[Ver los Apuntes anteriores – Ir a la página de inicio ]
n