Una cerdada
Rebecca Loos deambuló por las televisiones españolas hace algunos meses. De plató en plató, esta holandesa tuvo a bien contar sus presuntas aventuras sexuales con el futbolista David Beckham. Y no me digan que no tiene pelotas la cosa. El inglés lidera el ranking seguido de cerca por los toreros Jesulín de Ubrique y Fran Rivera. A esta terna de famosos le salen novias, amantes y pendones verbeneros todas las semanas. Las chicas van a la peluquería, se dejan caer por un par de programas del corazón, hacen caja y no se vuelve a saber de ellas, salvo que Javier Sardá decida lo contrario.
Eso de decir que te has acostado con Beckham, Jesulín o Fran, aquí y hoy, te da para comer de lujo durante una buena temporada. Da igual que no aportes pruebas, es lo mismo que todo sea fruto de tu imaginación, poco importa que se trate de un montaje. Total, si Rappel lleva viviendo toda la vida de sus presuntos poderes sobrenaturales. Rebecca no gasta túnicas ni gafas modelo paellera, es cierto, pero ni corta ni perezosa acaba de protagonizar una escena de lo más cochina en la televisión inglesa. En un programa similar al de La granja que emite Antena 3 en la actualidad, Rebequita ha tenido la ocurrencia de masturbar a un cerdo. “Al final me dolían los brazos”, declaró tras la manipulación. Una auténtica cerdada, ocurrencia de los guionistas.
Distintas asociaciones británicas han puesto el grito en el cielo. Es inútil, la televisión irá cada día a peor, no tiene remedio. Y no tengo complejo de Nostradamus, se lo aseguro. Se trata de una simple constatación. Una evidencia, sin más.
Se suele decir que del cerdo se aprovecha todo. Me temo que de Rebecca Loos nadie querría su cerebro. Si acaso, algún cerdo juguetón y solitario solicitaría sus brazos.
7 largas vidas
La serie 7 vidas se ha convertido en la más longeva de nuestra televisión. De momento, 170 capítulos. En estos tiempos, sobrevivir en la parrilla televisiva es altamente complicado. Cada día son más las producciones que se abrasan apenas puestas al fuego de la audiencia. El mérito de esta serie es mayor aún si se tiene en cuenta que temporada tras temporada ha tenido que hacer frente a la marcha de algunas de sus estrellas.
7 vidas se ha venido mostrando, además, como un reducto crítico, mordaz y ácido con los aspectos sociales y políticos de la actualidad. Esto ha supuesto una bocanada de aire fresco en la televisión políticamente correcta que se ha impuesto inexorablemente para desgracia de la pluralidad.
¿En qué otro sitio se puede oír una crítica a populares y socialistas a un tiempo, e incluso una pullita de vez en cuando a los mismísimos Borbones? ¿Dónde se le ha permitido pronunciarse sin pelos en la lengua a un personaje comunista, siquiera sea en la ficción? Pese a todo, las proclamas lanzadas con todo el veneno que permite Globomedia -la productora- resultan inofensivas, rodeadas de humor y de una programación en la que dominan los discursos oficiales. Ya saben: España va bien y talante, bien alternados y en su punto. PSOE y PP; PP y PSEO, ellos se lo guisan y ellos se lo comen, aunque a Gallardón y Aguirre, en el caso de los populares, la comida les resulte últimamente algo indigesta. No hay problema, el jefe de cocina es Acebes. O sea, que acabarán telefoneando a Telepizza.
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