El nuevo
tratado de Tordesillas
Según
Putin, el asalto de las Fuerzas rusas de Seguridad a
la escuela de Beslan, en la que más de mil niños y
adultos fueron tomados como rehenes por un comando aún no identificado, fue
todo un éxito. Lo mismo afirmó este peligro público en octubre de 2002, cuando
129 rehenes murieron y 70 moscovitas desaparecieron sin dejar rastro, víctimas
del gas letal que el ejército ruso propagó en su interior. Sin embargo, la
versión oficial rusa habla de al menos tres centenares de cadáveres y más de
600 personas heridas, en diversos grados. Más de un millar de personas
asesinadas o heridas en la toma del colegio: no parece que el saldo sea
precisamente bueno.
La
propaganda rusa tampoco es un modelo de eficacia: desde el principio, todos los
rehenes que salieron con vida del secuestro afirmaron que los secuestradores
pertenecían a diversas etnias: rusos, osetianos, inguses, etc., y posiblemente habría también -aunque
ninguno de los rehenes afirmó tal cosa- chechenos.
Sin embargo, el Gobierno ruso afirmaba rotundo que el grupo armado estaba a las
órdenes del general checheno Doku
Umarov. Pero después de la toma del colegio y de
muchas horas de combates, de pronto apareció un dato inesperado: había diez
árabes y un hombre negro entre los secuestradores, algo que ni un solo rehén de
los que consiguieron escapar de aquel horror había afirmado, ni por un momento.
Sin duda, un hombre negro entre tantos caucásicos habría sido fácil de
recordar, sobre todo si tenemos en cuenta que los hombres armados en un momento
dado se despojaron de sus máscaras, según informó el gabinete de crisis de las
autoridades rusas. Tal vez esos nuevos datos sobre las características raciales
de los terroristas ayudaron a conseguir la carta blanca del Consejo de Seguridad
de la ONU para entrar en el colegio a sangre y fuego, ya que se trataría de
combatir contra el Terrorismo Internacional, no contra los chechenos,
un pueblo cuya sangrienta historia de lucha por conseguir la independencia de
Rusia está siendo ampliamente recordada estos días.
A
Putin le convenía obtener una resolución de la ONU
que condenase la resistencia chechena, y para ello
era necesario que este secuestro cupiese como de molde en la amenaza terrorista
internacional que permite a Bush hacer lo que hace, y
tal vez ganar las elecciones a la Presidencia de los Estados Unidos. De hecho,
dos días después de que la ONU adoptase dicha resolución se hizo público que Colin Powell, secretario de
estado de EE.UU., presionó personalmente a Kofi Annan
a favor de Rusia.
Respecto
a los secuestradores, poco se sabe. El 3 de septiembre el Gobierno ruso
afirmaba que Magomed Yevloyev,
nativo de Ingusetia, estaba al mando del grupo de
secuestradores. Incluso dijeron que habían logrado aislarlo en el sótano del
colegio, y que era cuestión de horas que lo atrapasen. Sin embargo, el mismo
viernes fueron desmentidos tales datos. Antes, fuentes inguses
habían afirmado que el grupo que secuestró el colegio estaba compuesto de osetianos. El 4 de septiembre el ejército ruso declaró que
los 27 miembros armados que habían tomado el colegio murieron durante el
intercambio de munición en Beslan. Por alguna razón,
esta vez no se ha mostrado a ninguno de los secuestradores muertos, cuando lo
habitual en Rusia es que así se haga. Al mismo tiempo, el ejecutivo ruso
clasificó como secreta la información relativa al asalto al colegio.
Ayer
nos sorprenden de nuevo con las declaraciones de un presunto secuestrador, que
afirmó en una cadena de televisión rusa que los líderes separatistas chechenos Aslan Masjadov y Chamil Basayev fueron los instigadores del secuestro: "Nos
juntaron en un bosque, y un hombre, cuyo nombre de guerra era Coronel [nota
mía: qué original], nos dijo: "tenemos que tomar una escuela en Beslan". Fueron Masjadov y Basayev los que nos pusieron este objetivo”, dijo el
detenido. Añadió que el comando estaba integrado por árabes, uzbekos y chechenos. Aclaró
también que cuando preguntaron al tal Coronel por qué había que hacer tal cosa,les respondió: "Porque
hay que desencadenar la guerra en todo el Cáucaso".
En primer lugar, me llama la atención que se escoja Beslan
como objetivo, teniendo en cuenta que se trata de una población pequeña. Por
otra parte, el prisionero habla ruso, lo cual no tiene por qué querer indicar
nada acerca de su procedencia, pero resulta como mínimo peculiar que un
independentista cante con tal desparpajo ante una cadena del país invasor, y
para más inri, también en el idioma del enemigo.
Además, aunque confiesa que recibió órdenes de un hombre no identificado, no le
cabe duda alguna de quiénes son los cerebros del secuestro. Curiosamente,
coincide punto por punto con la opinión del propio Putin,
también en los objetivos de esta agresión al pueblo de Beslan:
desencadenar una guerra en todo el Cáucaso. A pesar
de tan radiantes coincidencias, Masjadov condenó
inmediatamente, a través de un comunicado, el secuestro en Beslan
y denunció la política del presidente ruso, Vladimir Putin, en uno de estos sorprendentes casos que se dan
últimamente de “aguerridos-y-brutales-terroristas-que-súbitamente-alarmados-como-cachorros-de-topo-corren-a-negar-su-participación-en-una-acción-armada-que-se-les-ha-escapado-de-las-manos”.
Ben Laden hizo lo propio en
relación al atentado contra las Torres Gemelas.
También
hay versiones contradictorias en lo que respecta al momento en que las fuerzas
rusas entraron en el colegio: la primera versión hablaba de unas explosiones
internas. La última que tenemos es la del ex presidente de Ingusetia,
Ruslan Auchev, que
participó en las negociaciones, y que afirma que el asalto fue desencadenado
por disparos de civiles armados mientras las negociaciones estaban en curso.
Pero hay más: testigos presenciales -familiares de
los secuestrados- acusan a las fuerzas del orden de haber desencadenado la
reacción de los secuestradores al intentar infiltrar hombres en el colegio.
Putin, cuya calaña moral no
necesita discusión, miente como el bellaco que es, e incurre en contradicciones
palmarias mil veces al día. Pero se le deja hacer. Porque el Cáucaso es su territorio, y también (¿cómo no?) los
recursos naturales caucásicos. Como Irak es territorio estadounidense, y
Palestina es territorio israelí. Por ahí hay, si no firmado, un tácito “nuevo
tratado de Tordesillas”. Y ay del que ose discutir este
estado de cosas. Ya veis cómo se las gastan los imperios.
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Para
escribir a la autora: bmartos1969@yahoo.es
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