Los de
enfrente
Nosotros no podemos ser
ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida por un botín sangriento:
como los tiburones, voracidad y diente,
panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.
(Miguel Hernández,
"El hambre")
En
su primera aparición pública como perdedor de las elecciones generales, José
María Aznar, visiblemente irritado, declaró en la cadena televisiva Telecinco
que "el 11-M no es consecuencia de nada", dijo, ya que España "forma
parte de un mundo que ha sido amenazado por el terrorismo islámico".
Respecto a la promesa de ZP de retirar las tropas de Irak, dijo que "pensar
que con concesiones se puede ganar al terrorismo me parece malo. Debilitar la
coalición internacional es un muy grave error, y el mensaje que puedan recibir
los terroristas no nos beneficia". Contra el terrorismo, según Aznar,
lo fundamental es "aguantar, apretar los dientes y ganar. Lo que no se
puede hacer es tirar la toalla".
Aparte
de lo majadero que me resulta este método de resolución de problemas –no creo
que se pueda superar las contrariedades a base de aguantar y apretar los
dientes, salvo quizá en el caso de las molestias intestinales–, es importante
darse cuenta de hasta qué punto este hombre miente como el bellaco que es.
Lejos de aguantar las adversidades aferrado a la bandera de España, resistiendo
estoica y firmemente los embates de los deshacedores de patrias que pululan por
la periferia, el Gobierno de Aznar no ha desperdiciado una sola ocasión
para insultar, provocar, mentir, emponzoñar el ambiente político y agravar los
conflictos existentes, en su beneficio. Ha sometido al abertzalismo a una
persecución indecente e inexcusable, ha querido hacer pasar a gobiernos
legítimos por encubridores de asesinos, ha utilizado a los muertos y a sus
familias en un repulsivo ejercicio de inmoralidad política que ha durado
¡años!, y todo ello le ha reventado en la cara, justo antes de unas elecciones
generales. Esto, en lo que respecta a los problemas locales.
Pero
en política exterior ha ido mucho más allá. Se ha jactado de colaborar en la
invasión de un país indefenso, sordina a la opinión de la mayor parte de los
españoles, y ha azuzado al infecto Baltasar Garzón en contra de cualquier
sospechoso de pertenencia a Al Qaeda, a lo que quiera que ese nombre se
refiera, para tener contento al jefe de Washington. Todo ello con la mayor
inconsciencia de la que es capaz una persona adulta. En la entrevista a la que
me refería antes seguía, tras las evidencias, manteniendo que "el mundo es
ahora más seguro, sin Sadam Husein", ante la incredulidad del periodista
que lo entrevistaba, y la mía propia.
Ahora
bien: Aznar, con ser un peligro público, no es sino el hermano pequeño del
"Eje del mal", expresión con la que astutamente calificó Bush a los
países a los que él consideraba la amenaza más peliaguda para "el mundo
civilizado", y que sin embargo encuentro apropiadísima para definir
aquella puesta en escena en Las Azores, que preludió la invasión de Irak. Aún quedan
sueltos dos de los tres mandatarios que acudieron a aquella cita, y siguen
dando disgustos. Sin embargo, el inventor de la jerga fascista que tan
orgullosa y complacidamente utilizan Aznar y Bush, sobre todo, es Ariel Sharon.
Esta frase pronunciada el lunes por Aznar: "No es haciendo concesiones
al terror como se va a ganar al terror" parece extraída del
"Manual Sharon del Perfecto Manipulador", si tal cosa existiera. De
existir, habría un capítulo dedicado a la importancia de pronunciar las
palabras "terror" y "terrorismo", tantas veces como fuera
posible, y a cuento de todo.
La
última salvajada que ha cometido este vil estadista, el asesinato del jeque
Ahmed Yasín, se explica según Gilad Atzmon (un músico de jazz israelí residente
en Londres, defensor del pueblo palestino), en que la derecha israelí cree que
el único método para garantizar la seguridad de los israelíes en los
territorios ocupados es mantener el conflicto con los palestinos y ampliarlo a
escala mundial. Según Atzmon, el Gobierno de Sharon quiere convertir a todos
los ciudadanos del mundo en posibles víctimas del terrorismo, con el fin de que
presionen a sus gobiernos respectivos a favor de los derechos de los israelíes
sobre los palestinos. El asesinato del líder de Hamas, y las advertencias del Jefe
del Estado Mayor de Israel de que Arafat y los líderes de Hizbulá "son los
siguientes en la lista" son la provocación última, la llamada a la guerra
contra Occidente a todos los musulmanes del mundo. En palabras de Atzmon:
"No tengo dudas de que muchos israelíes pagarán por sus vidas por el acto
de Sharon. Más aún, estoy seguro de que antes o después muchos inocentes no
israelíes en el mundo morirán sólo por pasar cerca de una embajada o un
consulado israelíes, o una sinagoga, o incluso un banco americano... ésa es la
realidad que Sharon favorece con su política."
Los
Estados Unidos de América no han condenado el asesinato de Yasín. Simplemente,
Condoleezza Rice se ha limitado a señalar que "siempre hay posibilidad de
un mejor futuro para el Oriente Próximo". Desde luego que existe la
posibilidad de un mejor futuro, pero su realidad pasa por acabar con los
mandatos de Sharon, de Bush y de Blair. Nosotros hemos abierto la veda. Ahora
les toca a los demás.
Para
escribir a la autora: bmartos1969@yahoo.es
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