Estoy
harta de ver en la tele manifestaciones de fundamentalistas católicos (antes se
llamaban “procesiones”). Por lo visto, se creen que tienen perfecto derecho a
ir por ahí exigiendo que todo el mundo se comporte como ellos creen que hay que
comportarse, que todos vivamos como ellos creen que se debe vivir, y lo que es
más grave y para mí más incomprensible, creamos lo que ellos creen. Les pasa
como a todos los forofos: no ven más allá de sus
narices, y están convencidos de que su realidad es la única posible. Pues bien,
tengo una sorpresa para ellos: el marco legal español sólo garantiza que cada
cual haga de su capa un sayo, siempre y cuando respete a los demás. Como no es
el caso, no tienen derecho alguno a hacer lo que hacen. Que los demás se lo
aguantemos porque somos mejores que ellos, no quiere decir nada al respecto.
En
cuanto a la presunta bondad sin parangón de la institución familiar, no la veo
por ningún sitio. Todos sabemos que la familia es el ámbito en el que se
producen más crímenes, más agresiones, mayor número de vejaciones y malos
tratos. No es ningún secreto que a causa de la violencia familiar mueren más
mujeres, hombres, viejos y niños que por cualquier otra razón. No es que me
oponga a que existan familias cohesionadas y felices, pero me niego en redondo
a participar de la opinión de que es estrictamente necesario que la institución
familiar, tal y como la hemos entendido históricamente, sea un bien necesario y
prácticamente obligatorio. No es así. Y si hay quienes encuentran alguna
alternativa que la mejore -lo cual no es en absoluto complicado-, adelante con
ella.
No
entro a opinar acerca de qué les parece a todos éstos la homosexualidad. Me da repelús que haya personas así, y que además no sean capaces
de percibir lo desagradables que resultan.
...Y me piro
Chicas
y chicos, me voy de vacaciones. ¡Por fin! Ya os contaré, voy a visitar
Portugal. Hasta la vuelta, besos y abrazos.
Para
escribir a la autora: bmartos1969@yahoo.es
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