En
la Roma antigua, y hasta que los habitantes de la ciudad celtíbera de Segeda se refugiaron tras las murallas de Numancia, el año comenzaba por estas fechas, concretamente
en los idus (plenilunio) de marzo. El Senado decidió en el 153 a. C. que el año
comenzase en las calendas de enero, para evitar que coincidieran los necesarios
preparativos bélicos en la península con los fastos de año nuevo, decisión que
aún hoy respetamos en Occidente.
Desde
antiguo, los pueblos han tomado como referencia las noches más claras de cada
ciclo lunar. Son las noches menos temibles, siempre que las circunstancias meteorológicas
no impidan que la tibia luz de la luna ilumine la tierra. Sin embargo, los
romanos consideraban los días de plenilunio días nefastos. Durante los dies nefasti (de “nefas”, “no digas”) los pretores no podían
pronunciar las palabras “doy”, “digo” o “adjudico” sin importunar a Júpiter,
por lo que no se podían emitir sentencias ni resolver litigios. La actividad
administrativa quedaba reducida durante tales días a la del Senado, cuya
importancia le otorgaba un aura casi divina que lo protegía de cualquier
inconveniente cotidiano.
El
Viernes Santo católico coincide este año con las viejas idibus
martiis, las horas de plenilunio de marzo,
cargadas de augurios y presagios. Si todo siguiera igual, el ejecutivo no
podría tomar decisión alguna durante la Semana Santa: tendrían que adelantarse
para impedir a la plataforma vasca Aukera Guztiak presentarse a las elecciones al Parlamento Vasco.
He visto que son unos clásicos: Para adelantar trabajo, ya anda diciendo el
Fiscal General del Estado que si no condena el terrorismo, dicha lista será
ilegal.
El
colmo de la democracia reformista aplicada: Parece posible que en España y en
2005 se fuerce a una lista electoral a declararse a favor o en contra de algo,
bajo la amenaza de impedir que participe en unos comicios. ¿Alguien ha exigido
al Partido Popular que condene la represión franquista como requisito para
poder presentarse a unas elecciones? Me gustaría ver la cara que pone Zaplana,
un tipo que llama “radicales” a los miembros del Gobierno de Zapatero.
Esta
situación es intolerable. Mientras en mi ciudad tengo que soportar que una
pandilla de fascistas asquerosos se manifieste a favor del mayor asesino que
hemos aguantado los españoles en la historia contemporánea, y nadie les
pregunta nada, y pueden presentarse a todos los comicios que consideren, los abertzales de izquierdas no tienen la menor oportunidad de
defender democrática y pacíficamente su ideología política.
No sé qué tipo
de régimen político es éste, pero no es democrático, atendiendo a la definición
que da el DRAE: “Doctrina política en favor del sistema de gobierno en que el
pueblo ejerce la soberanía mediante la elección libre de sus dirigentes”. Me
reconfortaría que inventasen un nuevo nombre para esta doctrina, que impide la
libre elección de sus dirigentes a cierto porcentaje de la población.
La
verdad es que se parece más al Imperio romano que a la democracia occidental
que se practica, por ejemplo, en Francia.
Pues
sí, son unos clásicos. Concretamente, unos cínicos, en versión castiza.
----------------------------------------------------------
Nota: Me he dado cuenta de que este artículo hace el
número cien de los que llevo publicados en este sitio web.
Parece que fue ayer cuando Ortiz me permitió colaborar en su página, y sin
embargo hace mucho tiempo ya de mi primera contribución. Aprovecho para
agradecer la lectura de estas modestas líneas a todos los que lo hacéis, y
también para pedir disculpas por mi poca formalidad a la hora de entregar los
artículos.
Para
escribir a la autora: bmartos1969@yahoo.es
Para volver a la página principal, pincha aquí